Mostrando las entradas con la etiqueta Pessoa. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Pessoa. Mostrar todas las entradas

domingo, agosto 10, 2025

«Ulises», de Fernando Pessoa

Traducción de Juan Carlos Villavicencio




El mito es la nada que es todo. 
El mismo sol que abre los cielos 
es un mito brillante y mudo – 
El cuerpo muerto de Dios, 
desnudo y vivo.

Este, que llegó a puerto aquí,
fue por no ser existiendo. 
Nos bastó sin existir.
por no haber venido vino
y nos creó.

Así la leyenda fluye
al entrar en la realidad, 
y al fecundarla, sucede. 
Abajo, la vida, la mitad 
de nada, muere.



en Mensagem, 1914













Ulisses

O mito é o nada que é tudo. / O mesmo sol que abre os céus / É um mito brilhante e mudo — / O corpo morto de Deus, / Vivo e desnudo. // Este, que aqui aportou, / Foi por não ser existindo. / Sem existir nos bastou. / Por não ter vindo foi vindo / E nos criou. //  Assim a lenda se escorre / A entrar na realidade, / E a fecundá-la decorre. / Em baixo, a vida, metade / De nada, morre.











miércoles, abril 02, 2025

En la 49ª Feria del Libro Independiente de Valparaíso, la Antología de Poesía de la Resistencia Palestina

 


Este sábado 
5 de abril del 2025
a las 17 hrs.
presentaremos nuestra
Antología de poesía de la resistencia palestina
junto a Ismael Rivera 
y Juan Carlos Villavicencio
en la Feria del Libro Independiente de Valparaíso
para que nos acompañen
y difundan
y leamos a los poetas palestinos
cómo se lo merecen.

¡Nos vemos en Valparaíso este fin de semana!









martes, febrero 14, 2023

«Todas las cartas de amor son ridículas», de Álvaro de Campos (Fernando Pessoa)

Traducción de Juan Carlos Villavicencio




Todas las cartas de amor son
Ridículas.
No serían cartas de amor si no fueran
Ridículas.
También escribí en mi tiempo cartas de amor,
Ridículas,
Como las otras.
Las cartas de amor, si hay amor,
Tienen que ser
Ridículas.
Pero, a la larga,
Sólo las criaturas que nunca escribieron
Cartas de amor
Las que son
Ridículas.
Quién me diera el tiempo en que escribía
Sin darme cuenta
Ridículas
Cartas de amor.
La verdad es que hoy
Mis recuerdos
De esas cartas de amor
Es que eran
Ridículas.
(Todas las palabras esdrújulas,
Como los sentimientos excéntricos,
Son intrínsecamente
Ridículas).



1937












Todas as cartas de amor são ridículas

Todas as cartas de amor são Ridículas. Não seriam cartas de amor se não fossem Ridículas. Também escrevi em meu tempo cartas de amor, Como as outras, Ridículas. As cartas de amor, se há amor, Têm de ser Ridículas. Mas, afinal, Só as criaturas que nunca escreveram Cartas de amor É que são Ridículas. Quem me dera no tempo em que escrevia Sem dar por isso Cartas de amor Ridículas. A verdade é que hoje As minhas memórias Dessas cartas de amor É que são Ridículas. (Todas as palavras esdrúxulas, Como os sentimentos esdrúxulos, São naturalmente / Ridículas.)
 












jueves, octubre 13, 2022

«El de las esquinas», de Fernando Pessoa

Traducción de Juan Carlos Villavicencio






Los Dioses venden cuando dan.
Se compra gloria con desgracia.
¡Ay de los felices, porque sólo
Son lo que les pasa!

¡Basta a quien baste lo que le basta
Lo suficiente para bastar!
La vida es breve, el alma vasta:
Tener es tardar.

Fue con desgracia y con vileza
Que Dios definió a Cristo:
Así lo opuso a la Naturaleza
Y el Hijo fue el que lo ungió.





en Mensagem, 1914













O das quinas

Os Deuses vendem quando dão. / Compra-se a glória com desgraça. / Ai dos felizes, porque são / Só o que passa! // Baste a quem baste o que lhe basta / O bastante de lhe bastar! / A vida é breve, a alma é vasta: / Ter é tardar. // Foi com desgraça e com vileza / Que Deus ao Cristo definiu: / Assim o opôs à Natureza / E Filho o ungiu.











miércoles, agosto 05, 2020

Dos sonetos ingleses, de Fernando Pessoa

Traducción de Esteban Torre




VI

Igual que un orador, que campanea
como un reloj, y con calor fingido
pone deseo en lo que no desea,
y sentimiento en lo que no ha sentido;

o cual prosista, que sin fin labora
en un verso sin música y sin fuego,
jugando a ser poeta, hora tras hora,
mientras la Musa no le sigue el juego;

yo quiero amar, odiar; pero, alejada
del sentimiento, la razón pretende
pensar en un sentir a su medida;

como la natación mal ensayada
fuera del agua: mientras más se aprende,
más aleja del mar y antes se olvida.





XV

Como el amante, que se desespera
con la idea de amar sin ser amado,
dudando siempre de lo que quisiera
saber, o no saber, o haber dudado;

así miro este verso mío, y siento
la angustia del que ignora las razones
de su valor: no sé qué fundamento
podrá tener en otros corazones.

Y como –navegando a la deriva–
busca pruebas de amor aquel que ama,
y rehúye –buscándolo– el abismo

que le ofrece la prueba decisiva;
así vivo, en el sueño de la fama,
pensando en lo que piensan de mí mismo.



en 35 sonetos ingleses, Leteo, 2020





Pintura original de Jose Pedro Santa Barbara











VI

As a bad orator, badly o’er-book-skilled, / Doth overflow his purpose with made heat, / And, like a clock, winds with withoutness willed / What should have been an inner instinct’s feat; // Or a prose-wit, harshly poet turned, / Lacking the subtler music in the measure, / With useless care labours but to be spurned, / Courting in alien speech the Muse’s pleasure; // I study how to love or how to hate, / Estranged by consciousness from sentiment, / With a thought feeling forced to be sedate // Even when the feeling’s nature is violent; / As who would learn to swim without the river, / When nearest to the trick, as far as ever.




XV

Like a bad suitor desperate and trembling / From the mixed sense of being not loved and loving / Who with feared longing half would know, dissembling / With what he’d wish proved what he fears soon proving, // I look with inner eyes afraid to look, / Yet perplexed into looking, at the worth / This verse may have and wonder, of my book, / To what thoughts shall’t in alien hearts give births. // But, as he who doth love, and, loving, hopes, / Yet, hoping, fears, fears to put proof to proof, / And in his mind for possible proofs gropes, // Delaying the true proof, lest the real thing scoff, / I daily live, i’th’ fame I dream to see, / But by my thought of others’ thought of me.











martes, mayo 07, 2019

«El de los castillos», de Fernando Pessoa

Traducción de Juan Carlos Villavicencio






Europa yace apostada sobre sus codos:
Yace de Oriente a Occidente, mirando,
Y la abrazan románticos cabellos
Recordando ojos griegos.

Retira el codo izquierdo;
El derecho está dispuesto en ángulo.
Aquel dice Italia donde se ha asentado;
Este dice Inglaterra donde, alejada,
sostiene la mano, en la que apoya su rostro.

Observa, con mirada fatal de esfinge,
a Occidente, futuro del pasado.

El rostro que observa es de Portugal.





en Mensagem, 1914












O dos castelos

A Europa jaz, posta nos cotovelos: / De Oriente a Ocidente jaz, fitando, / E toldam-lhe românticos cabelos / Olhos gregos, lembrando. // O cotovelo esquerdo é recuado; / O direito é em ângulo disposto. / Aquele diz Itália onde é pousado; / Este diz Inglaterra onde, afastado, / A mão sustenta, em que se apoia o rosto. // Fita, com olhar esfíngico e fatal, / O Ocidente, futuro do passado. // O rosto com que fita é Portugal.










martes, febrero 05, 2019

"El guardador de rebaños", de Alberto Caeiro

XIV / Traducción de Juan Carlos Villavicencio




No me importan las rimas. Raras veces
hay dos árboles iguales, uno junto al otro.
Pienso y escribo como las flores tienen color
pero con menos perfección en la forma en que me expreso
porque me falta la simpleza divina
de ser todo sólo mi exterior.

Miro y me conmuevo,
me conmuevo como el agua fluye cuando el suelo está inclinado
y mi poesía es natural como cuando el viento se levanta...





en El guardador de rebaños,
Descontexto Editores, 2018























lunes, diciembre 25, 2017

"Navidad", de Fernando Pessoa

Traducción de Juan Carlos Villavicencio





Nace un Dios. Otros mueren. La verdad
ni vino ni se fue: el Error cambió.
Ahora tenemos otra Eternidad,
y siempre fue mejor lo que pasó.

Ciega, la Ciencia la inútil tierra labra.
Loca, la Fe vive el sueño de su culto.
Un nuevo Dios es sólo una palabra.
No indagues ni creas: todo está oculto.









lunes, agosto 15, 2016

"El guardador de rebaños", de Alberto Caeiro

IX / Traducción de Juan Carlos Villavicencio





Soy un guardador de rebaños.
Los rebaños son mis pensamientos
y mis pensamientos son todos sensaciones.
Pienso con los ojos y los oídos
y con las manos y los pies
y con la nariz y con la boca.
Pensar una flor es verla y olerla
y comer un fruto es conocer su sentido.

Por eso cuando en un día de calor
me siento triste por gozarlo tanto
y a lo largo me acuesto en la hierba
y cierro los ojos calientes,
siento todo mi cuerpo acostado en la realidad,
sé la verdad y soy feliz.





1925





en El guardador de rebaños,
Descontexto Editores, 2018























miércoles, mayo 27, 2015

“Al volante del Chevrolet por la carretera de Sintra”, de Álvaro de Campos

Traducción de Draupadí de Mora





Al volante del Chevrolet por la carretera de Sintra
a la luz de la luna y al sueño, en la carretera desierta,
solitario conduzco, conduzco casi despacio, y un poco
me parece, o me esfuerzo un poco para que me parezca,
que sigo por otra carretera, por otro sueño, por otro mundo,
que sigo sin que haya Lisboa detrás o Sintra por ver
que sigo, ¿y qué más hay en seguir sino no parar, sino seguir?
voy a pasar la noche a Sintra por no poder pasarla en Lisboa,
pero cuando llegue a Sintra tendré pena 
          de no haberme quedado en Lisboa.
Siempre esta inquietud sin propósito, sin nexo, sin consecuencia,
siempre, siempre, siempre,
esta angustia excesiva del espíritu por cosa alguna,
en la carretera de Sintra, o en la carretera del sueño, 
          o en la carretera de la vida…

Maleable a mis movimientos subconscientes del volante,
galopa debajo de mí, conmigo, el automóvil que me prestaron.
Sonrío por el símbolo, al pensar en él, al girar a la derecha.
¡Cuántas cosas que me prestaron conduzco como mías!
¡Cuánto me han prestado, ay de mí!, ¡yo mismo lo soy!

A la izquierda la casucha –sí, la casucha- a la vera del camino.
A la derecha el campo abierto, con la luna a lo lejos.
El automóvil, que parecía hace poco darme libertad,
es ahora una cosa donde estoy encerrado,
que solo puedo manejar si estoy encerrado en él,
que solo domino si me incluyo en él, si él me incluye a mí.

A la izquierda, allá atrás, la casucha modesta, más que modesta.
La vida ahí debe ser feliz, solo porque no es la mía.
Si alguien me vio desde la ventana de la casucha, soñará: 
          aquél es el que es feliz.
Tal vez para el niño que espía por los vidrios de la ventana 
          del piso de arriba
quedé (con el automóvil prestado) como un sueño, un hada real.
Tal vez para la muchachita que miró, oyendo el motor, 
          por la ventana de la cocina
de abajo,
soy algo parecido al príncipe de todo corazón de muchacha,
y ella me mirará de reojo, a través de los vidrios, 
          hasta la curva en que me perdí.
Dejaré sueños detrás de mí, ¿o es el automóvil que los deja?
¿Yo, el conductor de un automóvil prestado, 
          o el automóvil prestado que yo conduzco?

En la carretera de Sintra a la luz de la luna, en la tristeza, 
          ante los campos y la noche,
conduciendo el Chevrolet prestado desconsoladamente,
me pierdo en la carretera futura, desaparezco en la distancia que alcanzo,
y, en un deseo terrible, súbito, violento, inconcebible,
acelero…
Pero mi corazón se quedó en el montón de piedras, 
          del que me desvié al verlo sin verlo,
a la puerta de la casucha,
mi corazón vacío,
mi corazón insatisfecho,
mi corazón más humano que yo, más exacto que la vida.

En la carretera de Sintra, cerca de la medianoche, 
          a la luz de la luna, al volante,
en la carretera de Sintra, qué cansancio de la propia imaginación,
en la carretera de Sintra, cada vez más cerca de Sintra,
en la carretera de Sintra, cada vez menos cerca de mí…


 

Ao volante do Chevrolet pela estrada de Sintra

Ao volante do Chevrolet pela estrada de Sintra,/ Ao luar e ao sonho, na estrada deserta, Sozinho guio, guio quase devagar, e um pouco/ Me parece, ou me forço um pouco para que me pareça,/ Que sigo por outra estrada, por outro sonho, por outro mundo,/ Que sigo sem haver Lisboa deixada ou Sintra a que ir ter,/ Que sigo, e que mais haverá em seguir senão não parar mas seguir?/ Vou passar a noite a Sintra por não poder passá-la em Lisboa,/ Mas, quando chegar a Sintra, terei pena de não ter ficado em Lisboa./ Sempre esta inquietação sem propósito, sem nexo, sem consequência,/ Sempre, sempre, sempre,/ Esta angústia excessiva do espírito por coisa nenhuma,/ Na estrada de Sintra, ou na estrada do sonho, ou na estrada da vida.../ Maleável aos meus movimentos subconscientes do volante,/ Galga sob mim comigo o automóvel que me emprestaram./ Sorrio do símbolo, ao pensar nele, e ao virar à direita./ Em quantas coisas que me emprestaram guio como minhas!/ Quanto me emprestaram, ai de mim!, eu próprio sou!/ À esquerda o casebre — sim, o casebre — à beira da estrada./ À direita o campo aberto, com a lua ao longe./ O automóvel, que parecia há pouco dar-me liberdade,/ É agora uma coisa onde estou fechado,/ Que só posso conduzir se nele estiver fechado,/ Que só domino se me incluir nele, se ele me incluir a mim./ À esquerda lá para trás o casebre modesto, mais que modesto./ A vida ali deve ser feliz, só porque não é a minha./ Se alguém me viu da janela do casebre, sonhará: Aquele é que é feliz./ Talvez à criança espreitando pelos vidros da janela do andar que está em cima/ Fiquei (com o automóvel emprestado) como um sonho, uma fada real./ Talvez à rapariga que olhou, ouvindo o motor, pela janela da cozinha/ No pavimento térreo,/ Sou qualquer coisa do príncipe de todo o coração de rapariga,/ E ela me olhará de esguelha, pelos vidros, até à curva em que me perdi./ Deixarei sonhos atrás de mim, ou é o automóvel que os deixa?/ Eu, guiador do automóvel emprestado, ou o automóvel emprestado que eu guio?/ Na estrada de Sintra ao luar, na tristeza, ante os campos e a noite,/ Guiando o Chevrolet emprestado desconsoladamente,/ Perco-me na estrada futura, sumo-me na distância que alcanço,/ E, num desejo terrível, súbito, violento, inconcebível,/ Acelero.../ Mas o meu coração ficou no monte de pedras, de que me desviei ao vê-lo sem vê-lo,/ À porta do casebre,/ O meu coração vazio,/ O meu coração insatisfeito,/ O meu coração mais humano do que eu, mais exacto que a vida./ Na estrada de Sintra, perto da meia-noite, ao luar, ao volante,/ Na estrada de Sintra, que cansaço da própria imaginação,/ Na estrada de Sintra, cada vez mais perto de Sintra,/ Na estrada de Sintra, cada vez menos perto de mim...








jueves, febrero 06, 2014

"Poema en línea recta", de Álvaro de Campos

Traducción de Juan Carlos Villavicencio




Nunca conocí a quien le hubiesen dado de bofetadas.
Todos mis conocidos han sido campeones en todo.

Y yo, tantas veces insignificante, tantas veces cerdo, tantas veces vil,
Yo tantas veces indiscutiblemente parásito,
Inexcusablemente sucio,
Yo, que tantas veces no he tenido paciencia para tomar un baño,
Yo, que tantas veces he sido ridículo, absurdo,
Que tengo públicamente envueltos los pies en alfombras de etiquetas,
Que he sido grotesco, mezquino, sumiso y arrogante,
Que he sufrido afrentas y callado,
Que cuando no he callado, he sido más ridículo aún;
Yo, que he sido cómico a las criadas de hotel,
Yo, que he sentido el guiñar de ojos de los mozos de putas,
Yo, que he pasado vergüenzas financieras, pedido prestado sin pagar,
Yo, que, cuando llegó la hora del puñetazo, me agaché,
Más allá de la posibilidad del puñetazo;
Yo, que he sufrido la angustia de las pequeñas cosas ridículas,
Verifico que no tengo par en todo esto en este mundo.

Todo la gente que conozco y que habla conmigo
Nunca cometió un acto ridículo, nunca sufrió de afrentas,
Nunca fue sino príncipe –todos ellos príncipes– en la vida...

Quién me diera oír de alguien la voz humana
Que confesase no un pecado, sino una infamia;
¡Que contase, no violencia, sino cobardía!
No, son todos lo ideal, si los oigo y me hablan.
¿Quién hay en este ancho mundo que me confiese que una vez fue vil?
Oh príncipes, mis hermanos,

¡Arre, estoy harto de semidioses!
¿Dónde hay gente en el mundo?

¿Entonces soy sólo yo el que es vil y erróneo en esta tierra?

Podrán las mujeres no haberlos amado,
Pueden haber sido traicionados – ¡pero ridículos nunca!
Y yo, que he sido ridículo sin haber sido traicionado,
¿Cómo puedo hablar con mis superiores sin titubear?
Yo, que he sido vil, literalmente vil,
Vil en el sentido mezquino e infame de la vileza.














Poema em linha recta

Nunca conheci quem tivesse levado porrada. / Todos os meus conhecidos têm sido campeões em tudo. // E eu, tantas vezes reles, tantas vezes porco, tantas vezes vil, / Eu tantas vezes irrespondivelmente parasita, / Indesculpavelmente sujo, / Eu, que tantas vezes não tenho tido paciência para tomar banho, / Eu, que tantas vezes tenho sido ridículo, absurdo, / Que tenho enrolado os pés publicamente nos tapetes das etiquetas, / Que tenho sido grotesco, mesquinho, submisso e arrogante, / Que tenho sofrido enxovalhos e calado, / Que quando não tenho calado, tenho sido mais ridículo ainda; / Eu, que tenho sido cómico às criadas de hotel, / Eu, que tenho sentido o piscar de olhos dos moços de fretes, / Eu, que tenho feito vergonhas financeiras, pedido emprestado sem pagar, / Eu, que, quando a hora do soco surgiu, me tenho agachado, / Para fora da possibilidade do soco; / Eu, que tenho sofrido a angústia das pequenas coisas ridículas, / Eu verifico que não tenho par nisto tudo neste mundo. // Toda a gente que eu conheço e que fala comigo / Nunca teve um ato ridículo, nunca sofreu enxovalho, / Nunca foi senão príncipe — todos eles príncipes — na vida... // Quem me dera ouvir de alguém a voz humana / Que confessasse não um pecado, mas uma infâmia; / Que contasse, não uma violência, mas uma cobardia! / Não, são todos o Ideal, se os oiço e me falam. / Quem há neste largo mundo que me confesse que uma vez foi vil? / Ó príncipes, meus irmãos, // Arre, estou farto de semideuses! / Onde é que há gente no mundo? // Então sou só eu que é vil e erróneo nesta terra? // Poderão as mulheres não os terem amado, / Podem ter sido traídos — mas ridículos nunca! / E eu, que tenho sido ridículo sem ter sido traído, / Como posso eu falar com os meus superiores sem titubear? / Eu, que tenho sido vil, literalmente vil, / Vil no sentido mesquinho e infame da vileza.










miércoles, enero 01, 2014

"Coróname de rosas...", de Ricardo Reis

Versión de Rafael Díaz Borbón





Coróname de rosas,
de verdad coróname
          De rosas
Rosas que al quemar
Sobre una frente queman
          Demasiado Rápido!
Coróname de rosas
Y con el volátil follaje,
Que así sea.





12 de junio, 1914

















domingo, diciembre 30, 2012

"El guardador de rebaños", de Alberto Caeiro

II / Traducción de Juan Carlos Villavicencio




Mi mirada es nítida como un girasol.
tengo la costumbre de andar por los caminos
mirando a la derecha y a la izquierda,
y de vez en cuando mirando hacia atrás...
Y lo que veo a cada momento
es aquello que nunca había visto antes,
y desde luego me doy cuenta de ello...
Sé tener el pasmo esencial
que tiene un niño si, al nacer,
notara que nacía de verdad…
Me siento nacido a cada instante
para la eterna novedad del Mundo...

Creo en el Mundo como en una margarita,
porque lo veo. Pero no pienso en él
porque pensar es no comprender…
El Mundo no fue hecho para que lo pensáramos
(pensar es estar enfermo de los ojos)
sino para mirarlo y que estemos de acuerdo...

Yo no tengo filosofía: tengo sentidos...
Si hablo de la Naturaleza no es por saber lo que ella es,
sino porque la amo, y la amo por eso,
porque quien ama nunca sabe lo que ama
ni sabe por qué ama, ni lo que es amar...

Amar es la inocencia eterna
y la única inocencia es no pensar…


1925










en El guardador de rebaños,
Descontexto Editores, 2018
























II

O meu olhar é nítido como um girassol. / Tenho o costume de andar pelas estradas / Olhando para a direita e para a esquerda, / E de vez em quando olhando para trás... / E o que vejo a cada momento / É aquilo que nunca antes eu tinha visto, / E eu sei dar por isso muito bem... / Sei ter o pasmo essencial / Que tem uma criança se, ao nascer, / Reparasse que nascera deveras... / Sinto-me nascido a cada momento / Para a eterna novidade do Mundo... // Creio no Mundo como num malmequer, / Porque o vejo. Mas não penso nele / Porque pensar é não compreender... / O Mundo não se fez para pensarmos nele / (Pensar é estar doente dos olhos) / Mas para olharmos para ele e estarmos de acordo… // Eu não tenho filosofia: tenho sentidos... / Se falo na Natureza não é porque saiba o que ela é, / Mas porque a amo, e amo-a por isso, / Porque quem ama nunca sabe o que ama / Nem sabe porque ama, nem o que é amar... // Amar é a eterna inocência, / E a única inocência é não pensar...













sábado, junio 09, 2012

"El guardador de rebaños", de Alberto Caeiro

VI / Traducción de Juan Carlos Villavicencio




Pensar en Dios es desobedecer a Dios,
porque Dios quiso que no lo conociéramos,
por eso no se nos mostró…

Seamos serenos y sencillos
como los arroyuelos y los árboles,
y Dios nos amará haciéndonos
bellos como los árboles y arroyuelos,
y nos dará verdor en su primavera,
¡y un río adonde ir cuando terminemos!





1925







en El guardador de rebaños,
Descontexto Editores, 2018






























VI

Pensar em Deus é desobedecer a Deus, / Porque Deus quis que o não conhecêssemos, / Por isso se nos não mostrou... // Sejamos simples e calmos, / Como os regatos e as árvores, / E Deus amar-nos-á fazendo de nós / Belos como as árvores e os regatos, / E dar-nos-á verdor na sua primavera, / E um rio aonde ir ter quando acabemos!








viernes, enero 06, 2012

"El guardador de rebaños", de Alberto Caeiro

XVI / Traducción de Juan Carlos Villavicencio



Ojalá mi vida fuese un carro de bueyes
que rechinara 
por el camino, temprano al amanecer,
que de donde ha venido por el mismo camino
casi al anochecer después regrese.

Yo no debería tener esperanzas – sólo debería tener ruedas...
Mi vejez no tendría arrugas ni cabello blanco...
Cuando ya no sirviese, me quitarían las ruedas
y quedaría volcado y roto en el fondo de un barranco.

.




4 de marzo, 1914







Pintura: Manuel Martín Morgado








en El guardador de rebaños,
Descontexto Editores, 2018





















 


XVI

Quem me dera que a minha vida fosse um carro de bois / Que vem a chiar, manhaninha cedo, pela estrada, / E que para de onde veio volta depois / Quase à noitinha pela mesma estrada. // Eu não tinha que ter esperanças — tinha só que ter rodas... / A minha velhice não tinha rugas nem cabelo branco... / Quando eu já não servia, tiravam-me as rodas / E eu ficava virado e partido no fundo de um barranco.