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domingo, septiembre 14, 2025

«Fatigas civiles», de Hind Shoufani

Versión de Juan Carlos Villavicencio




(Para mis amigos que aman falasteen a pesar de todo)

estoy tan cansada de ti palestina

nos dijeron que eras nuestra
sin embargo vi la luz por primera vez
en tierras parecidas a la tuya
cercanas pero que no eran tuyas
cuando pude abrir los ojos me dijeron 
que estabas llena de maravillas
hombres mujeres vivieron como ángeles bajo tus árboles
me contaron cuentos de hadas de príncipes que 
locos de amor
arrodillados
me dijeron que eras benévola
generosa
glamorosa
una atea
algunos decían sagradamente religiosa
algunos dicen oscuramente
mágica
dijeron que tallaste las historias
de todos los mitos posibles
para albergar a la humanidad
a tu perfección
absoluta
precisa
eras la esencia de la trinidad
la palabra que vino antes de que supiéramos de este silencio
el agua del río que te adorna
agua bendita absorbida en tu feminidad
me mintieron tanto de tu cercanía con dios
con todo lo que es amor
con todo lo que es divinidad

estoy tan cansada de ti palestina
las mentiras que me dijeron en un verso
y otro
los chismes que promoviste con tanta impunidad
sobre tierras verdes de deliciosa fantasía
donde el suelo explotó no en cráteres de fuego
sino en alimento para estómagos con hambre
milagros diarios
rumores de tu alegría continua 
tus exquisitos hijos de ojos marrones
con sus brazos tendidos el sol
lanzando corazones ante el abandono
sin arrojar piedras
sino miradas de alegría
gratuitas
distendidas
sin lobos con rayas azules y blancas en nuestros barrios

oh palestina, cómo te inventaron
historias entretejidas para extinguir 
tu legado con pantomimas
actuando para nuestra diversión, nuestras palomitas
de fiesta ajena mientras ellos
esconden tu ilegal
cautiverio impío
el derramamiento de sangre
vertida a cada hora
en tu escena de la natividad
estoy tan cansada de ti palestina,
estoy tan cansada de tus amos captores
y de su madriguera de iniquidad global
por cada árbol luminoso que crece
y es visto en los sueños que tengo contigo
ofreciste un cadáver al amanecer

por cada niño libre
que yo podría haber hecho florecer
me ofreciste maldiciones
odio atiborrarlo todo con cantos de infertilidad
donde los brazos deberían haber guardado en ámbar 
la fuerza de la belleza masculina
la compasión
la humildad
donde vi coraje en los hombres
lo que yo amaba de las aldeas quemadas
de los campos desbordados de refugiados
de los campos devastados
por segunda vez vacíos
yo anhelaba una tierna masculinidad afín
un viajero de tu travesía 
palestina
y en el mejor de los casos
ofreciste traición
como mucho ofreciste
frialdad despiadada
y estoy tan cansada de aprenderte, falasteen,
cansada de escribir tu nombre de manera distinta
de pronunciar en árabe acentos mezclados
de no hablar tu idioma con propiedad
de intentar localizar tus fronteras
mis propios controles fronterizos
mis caminos a casa a través de un laberinto
terminé por sostener un positivismo inútil
no dejaste a nadie para mí
para mezclar los genes de mi sangre
sabes que lo que me negaste fue una cuna
una nacionalidad
no vas sembrar mi muerte como propia
como prueba de tu virilidad ante toda estrella

no, no, falasteen,
como ellos han hecho una blasfemia 
de tu nombre
estoy tan cansada, falasteen,
cansada de conocerte superficialmente
de nunca desenterrar tu misterio
en nuestro amorío de corazones apretados
y de locura
tus montañas, ilusiones de humo,
tus brisas, una niebla de densidad pesada y rancia
te han deformado mi amor
te han hecho renacer
para ser una atrocidad
una mutación genética
de maquinaria 
defectuosa de monstruos

estoy cansada de tus cambios de humor
golpeando las cuerdas de mi corazón
cansada de los conflictos internos que aplastan a tu pueblo
llamamientos tontos a unas estériles
naciones unidas por la estupidez

ya nadie te ama más, falasteen
tus calles una colección de fábulas
con moralejas sobre su depravación
tus hogares un campo de batalla
para que los salvajes reivindiquen su
identidad defectuosa
para que los salvajes despedacen
nuestro egoísmo
nuestras debilidades
nuestra cobardía, malditos árabes
nuestra falta de tenacidad

nadie te ama,
nadie ya, falasteen
tal vez ni siquiera yo

estoy cansada de ti
palestina
ni siquiera puedo enviarte a un basural
de recuerdos
eres un pasado enterrado en cementerios privados
no puedo enhebrar palabras para honrarte con al menos una elegía
ni siquiera puedo decir lo que sentimos por ti
una niña
una madre
una amiga, un rival, una enemiga
una carga, un lastre
una vecina, una amante
un árbol frutal eres, palestina
abrazada a la raíz de cada familia dividida con el corazón roto
estoy tan cansada de vivir contigo
de tu vida dentro de mí
de manera invisible
de los vestidos de tu guardarropa
repletas de cuentas de sufrimiento
cada día me vistes de terror
me alimentas de locura
de masacres
y tragedia
cada anochecer mudas tu piel muerta
brillas con suaves caricias de obstinados recuerdos persistentes
busqué un hogar
me legaste historias vagabundas
y donde pensé echar raíces
sembrar camaradería
te inundaste de acero y de estrellas de seis filos
de locura
de imperios del mal y su inmortalidad
de tu matrimonio que sabes traidor
de ignorancia
y de avaricia, nos ha dejado tiradas en una cama
con manchas en nuestros muslos
buscando restos de nuestra perdida virginidad por una violación colectiva

oh palestina, me cansas
ya no ofreces a los sentidos nada a qué aferrarse
en este mar de fragilidad…
ya no existes en este mapa de injusticia
los detalles del asesinato, de tu millón de años
grabados en una historia
de vida y de linaje
son ahora conversaciones de salón 
acerca de los pobres

















miércoles, septiembre 10, 2025

«El despertar», de Farah Chamma

Versión de Juan Carlos Villavicencio




Un pincel pintado de color café
sobre esmeralda, 
secado por el suelo árido,
donde el viento de angustia levantino 
sopla dejando sólo confusión,
pues las grietas ahora presagian que…

Un pie desnudo de color carmesí
sangra por las heridas, llora
sobre las arenas del desierto.
La furia de la tierra
desata la destrucción, los incendios
de un mundo ahogándose en su propia debilidad…

Un pie color carmesí
dará saltos algún día
sobre prados color esmeralda
y se despertará tu sangre
y tu esencia se levantará
                 
y la libertad se pondrá de rodillas y hará un rezo
por mi país, Palestina













miércoles, septiembre 03, 2025

«Resiste, pueblo mío, resiste», de Dareen Tatour

Versión de Juan Carlos Villavicencio



Resiste, pueblo mío, resiste.
En Jerusalén, vestí mis heridas y respiré mis penas
y cargué mi alma en la mano
por una Palestina árabe.
No sucumbiré a la «solución pacífica»,
nunca bajaré mi bandera
hasta que los expulse de mi tierra.
Los apartaré de mí en el futuro.
Resiste, pueblo mío, resiste.
Resiste al saqueo de los colonos
y sigue la caravana de los mártires.
Despedaza los principios vergonzosos
que impusieron bajezas y humillación
y nos impidieron restaurar la justicia.
Quemaron a niños inocentes;
en cuanto a Hadil, un francotirador la mató,
la mató a plena luz del día.
Resiste, pueblo mío, resiste.
Resiste la arremetida de los colonialistas.
No escuches a sus agentes entre nosotros
que nos encadenan con la ilusión pacífica.
No temas a los de lengua dudosa;
en tu corazón la verdad es más fuerte,
siempre que resistas en una tierra
que ha vivido de incursiones y victorias.
Entonces Alí gritó desde su tumba:
Resiste, mi pueblo rebelde.
Escríbanme como si fuera prosa sobre madera;
mis restos los tienen a ustedes como respuesta.
Resiste, pueblo mío, resiste.
Resiste, pueblo mío, resiste.













viernes, agosto 29, 2025

«Canta (por lo que queda del desierto)», de Tariq Luthun

Versión de Juan Carlos Villavicencio





no sé quiénes son, pero
dicen que si quieres
cantar,
cantes. si quieres bailar,
demuéstrenmelo. el mundo de cuerpos 
oscuros del que vengo no

sabe cómo nombrar
a estos desesperados pies que se arrastran
             por nada.
                         más
que la inalterable
percusión de la vergüenza, me mantengo

firme en este foco
de reverberación. no confío
en tus manos más de lo que
                          confío en el
              reloj que mi tío
me trajo de regalo desde la pa-

tria. ¿alguna vez has pasado
tus manos alrededor del tronco
de un olivo? venimos
del mismo
lugar. mi padre me habla
de nuestro viejo país, y no pregunto
adónde fueron las canciones,
cuándo fuimos abandonados
              sólo con versos 
                         cantados a viva voz 
a Dios. no he visto
a mis primos en 10 años, pero vi

una nación que quiere ser dueña de mi nación
soltar un puño en una kufiya y llamar
a mi país «moda» — esta es la piel
que conozco. y he aprendido
que ellos y otros como
ellos son de los que se roban

todos los escalones antes de la tumba; dando pie
a toda alegría, a ninguna 
penas. sé que no lo 
guardarás, pero si 
te cuento un secreto
             ¿me lo vas

                         creer?
bailé a lo largo del espinazo de la orilla,
me construí desde la arena
hasta que el océano
                                vino por mí.
                    me rendí con las olas,
cogí estas manos levantadas
y pregunté: ¿qué es el sol
sino sólo la yema
de la luna? o mejor dicho, ¿qué soy
en la oscuridad sino sólo
              una forma de 

                        llegar a ti?
los oí decir que mi gente era
mala, pero no podemos ser
tan malos si
mamá todavía me deja entrar
después del amanecer — el resentido desastre 

de mi orgullo endurecido en esta
vestimenta, ella riéndose amablemente por
lo que queda de mí.
¿sabes cómo aprendí 
a cantar? recé;
este paciente atuendo

gravó versos a fuego en mi carne.
me perdí a mí mismo. hice
esto hasta que olvidé
              lo que significaban los gritos.
                            vi cómo
                                       salían

del coro
de una sola boca. y aún así,
pregunté, aún así
                          Dios no me detuvo,
                no cantó
ni una sola palabra

















jueves, agosto 21, 2025

«Canción vieja», de Nima Hasan

Versión de Juan Carlos Villavicencio a partir de la traducción de Huda Fakhreddine





«Te amo» es suficiente.
Una frase más larga requiere muros en expansión, campos de refugiados,
y una niña con trenzas largas como campos de trigo,
un caramelo en espiral del color de una nube arco iris
entre sus dedos.
Una frase más larga requiere una temporada
en la que crezca caña de azúcar.
«Te amo» es suficiente,
así que escríbelo, entonces,
en un gran trozo de tela,
para sustentar a los devotos de la mezquita,
a los siervos del Misericordioso
y a los vendedores ambulantes de bebidas azucaradas.
«Te amo» se convertirá en una letanía
para todas las calles en ruinas.
Todos la pronunciarán:
el vendedor de tabaco,
el ladrón de harina,
y los que posean
una hogaza de pan
o la vaina de una bala 
y un burro con una carro roto. 
También les daré otra lista —
los nombres de los que fueron asesinados,
los que dejaron la ciudad sin un «Te amo»,
los que respiraban a través de agujeros obstruidos,
anhelaban un rastro de perfume
en una botella de contrabando.
Mira, los puestos de control te abren los brazos.
Te amo —
dilo otra vez
como una rebelde
o un soldado
que leyó mal el mapa.
Las madres buscan henna
por el mercado de Zawiya,
buscan un cuenco en la oscuridad de las tiendas.
Te amo —
repítelo.
Dale a una vieja canción
la oportunidad de explicarse.
Un mechón de pelo blanco
iluminará tu camino.
Una linterna,
una ramita de albahaca
y un país
que camina solo
sin perder su camino
serán entonces tuyos.
Te amo —
obliga a la ciudad a escuchar en voz alta.
¿Acaso el código tribal no concede a los hombres un minarete?
Entonces alza tu voz al más grande,
antes de que nos caiga el pecado y la última hoja encima.
Las sombras traicionan a sus árboles,
a sus cabezas descubiertas,
a sus cuellos que son guías de los hambrientos.
Este miedo — quémalo.
Y estruja los pechos de las madres,
mezcla su leche con la de los higos.
Deja que el niño crezca salvaje y fuerte.
Deja que recoja sus dientes de leche
detrás de sus labios fruncidos
y se trague las palabras que deja caer,
antes que tenga que pronunciarlas
en un arranque de lágrimas.
Te amo —
mientras el niño llore hasta quedarse dormido.
Deja que tus instintos fluyan.
Llama al notario
antes de que preste juramento,
y deja toda tu herencia
a un hombre que libró una guerra
con la que no tuvo nada que ver,
un hombre que gritó por toda la tierra:
«Te amo»,
y luego incendió todos los jardines.


















miércoles, agosto 13, 2025

«Será rosada», de Summer Farah

Traducción de Juan Carlos Villavicencio




hecho con citas de una entrevista con janna jihad, la periodista más joven de palestina

audiencia                                      llena de soldados
hablar desde las tripas                verlos atrapar
tu lengua                                        en sus dientes. siente la

catástrofe comenzar a medida que se hacen más

grandes. crepitas & encoges
mientras los periodistas            en la multitud
aspiran                                          tu humo

gritan: 150 muertos, 50 viviendas palestinas que

tomarnos.                 saltarse una
comida pero no                         tener hambre   :   lucir delgados
ante                 las cámaras.

cuanto más pequeños son los palestinos, menos

tienen para                 darse un festín  :  sigue
saltándote                 comidas              :  no
dejes que lo árabe modifique tu paladar          :  no hables

de las cenas de tu madre, ni de

palestina                                        tu país
destripado ni                                de tu estómago comiéndose
a sí mismo                                     llora: estoy perdiendo

nuestro idioma. quiero probar aceitunas sin

cenizas                                           quiere oler
narguile                                         en cada anillo
que exhalamos.                            volver

a leer recetas. no más informes

de muertes                                    que nos dejan
vacíos                                             ante
nuestros platos                             el destino de

Palestina. el soldado grita: necesito más

fuego aquí                                     no quiero que
quede nada                                   de tu sangre.
llamen a esto borrar        :          hambruna        :        supervivencia

para dejar que los extremos carbonizados de tu piel prueben

el interior                                       de sus gargantas
y cocinen                                        tu lengua
hasta                                               que no siga siendo rosada.



















miércoles, agosto 06, 2025

«Semilla», de Tariq Luthun

Versión de Juan Carlos Villavicencio




Siempre dispuestos
             a darlo todo,
los hombres de mi familia conocen
también la ira como su propia mano.

La semana pasada mi hermano me dio
un puñetazo & decidí
no dárselo de vuelta. Anoche,
baba me
criticó por mi falta
                  de trabajo,
                  de esposa,
                  de dios.
Amo
decirle que todo es uno
y somos lo mismo. Cuando estoy con mi madre,
le hablo como un hombre
habla sobre sí mismo: lleno
             de fuego heredado,
             obstinado & pausado,
mientras ambos esperamos
             que nuestra sangre se seque,
             que nuestros padres nos pidan volver a casa.  
.  














jueves, julio 31, 2025

«Gritos ante la ventanilla de visas», de Fadwa Tuqan

Versión de Juan Carlos Villavicencio




De pie en el puente pido pasar, 
pido pasar porque
me asfixio.

Mi aliento
roto se pierde bajo el ardor del mediodía.
Siete horas esperando…
¡Quién le corta las alas al tiempo!
¡Quién debilita nuestras piernas del mediodía!
Mi frente es azotada por el verano,
y mi sudor
es sal que cae sobre mis párpados.
Miles de ojos cuelgan 
como espejos adoloridos por la ansiedad que arde,
como signos en la paciente espera
ante la ventanilla de las visas.
¡Déjennos pasar!
Y luego retumba la voz de un mercenario
como una bofetada para todos:
«¡Árabes…! ¡Perros…!
¡Váyanse…! ¡No se acerquen al río!
¡Váyanse…! ¡Perros…!»
Mientras una mano cierra la ventanilla,
cierra el camino de salida
para nosotros.

Ay, pobre humanidad nuestra desangrándose, 
como un solo corazón goteando mirra
y sangre como veneno en llamas. 
«¡Árabes…! ¡Perros…!».
¡Odio mío que crece y enloquece más! 
Mataron el amor en mis entrañas. 
Cambiaron la sangre de mis venas 
por lava y alquitrán.












lunes, julio 28, 2025

«Masacre», de Ghayath Almadhoun

Versión de Juan Carlos Villavicencio




La masacre es una metáfora muerta como comer a los amigos, comerlos sin sal. Eran poetas y se han convertido en Reporteros con Fronteras; ya estaban cansados y ahora lo están todavía más. «Cruzan el puente a paso ligero al amanecer» y mueren sin cobertura telefónica. Los veo a través de lentes de visión nocturna y sigo en la oscuridad el calor de sus cuerpos; ahí están, huyendo de ella mientras corren hacia ella, entregándose a esta enorme masacre. La masacre es su verdadera madre, mientras que el genocidio no es más que un poema clásico escrito por generales intelectuales pensionados. El genocidio no es lo más apropiado para mis amigos, ya que es una acción colectiva organizada y las acciones colectivas organizadas les recuerdan a la Izquierda que los decepcionó.

La masacre se levanta temprano, baña a mis amigos en agua fría y sangre, les lava la ropa interior y les da pan y té, luego les enseña un poco a cazar. La masacre es más compasiva con mis amigos que la Declaración Universal de los Derechos Humanos. La masacre les abrió una puerta cuando otras estaban cerradas, y los llamó por sus nombres cuando los nuevos reportes buscaban sólo números. La masacre es la única que les concede asilo a pesar de sus orígenes; a la masacre no le molestan sus circunstancias económicas, ni le importa si son intelectuales o poetas, la masacre mira las cosas desde un ángulo neutral; la masacre tiene los mismos rasgos muertos que ellos, los mismos nombres que sus viudas, pasa como ellos por el campo y los suburbios, y aparece de repente como ellos en las noticias de última hora. La masacre se parece a mis amigos, pero siempre llega antes que ellos a las escuelas donde los  niños y los pueblos lejanos.

La masacre es una metáfora muerta que salta de la televisión y se come a mis amigos sin ni una mísera pizca de sal.

















domingo, julio 20, 2025

«Capitalismo tardío», de Zena Agha

Versión de Juan Carlos Villavicencio




aún joven despierto
oigo el océano

en este estado de continua
fuga me inclino

escucho el agua
correr y luego posesivo

en la mezquita de Kilburn
un hombre aclara:

eso es música.
Un cuerpo siempre

perturbado en camas
extrañas. Agazapada afuera

esas estrellas asustan,
un dosel de

ojos cubierto de joyas, una negrura
implacable persiste

en el cruce de los caminos
la forma en que los hombres aún te abrazan

aunque hayas crecido.
Esta casa está llena y

llena de paltas,
mangos, guayabas saca

una papaya tan grande
como un recién nacido

del congelador de manera
imprudente, atraviesa una naranja 

sanguina con una cuchilla letal
y sacraliza las semillas

como renacuajos, péscalas
con una cuchara, córtalas en cuatro

y luego vuelve a cortarlas en cuatro
devóralas con yaca

para desayunar, las pieles
una serpiente desechada

las pepitas, las balas. 
Lento exotismo.

¿Y qué hay de su entrega?
Escucha: si trabajas

porque el papel te 
obliga, entonces el destino dejó

sin sabor tu vida entera. 




en Objects from April and May, 2012






Fotografía original de Zena Agha por Axel Jenson












Late Capitalism

still young awake / hear the ocean // in this fugue state / I bend myself // listen to water / rushing then possessive // at Kilburn mosque / a man clarifies: // it is music. / A body always // disrupted in strange / beds. Crouch outside // those stars frighten, / a canopy of // jewelled eyes, unforgiving / blackness lingers // over cross roads / the way men still hold you // even though you're grown. / This house is filled and // full avocados, / mangoes, guavas draw // a papaya as big / as a new-born // from the freezer / reckless, run a lethal // blade through blood orange / and arcane the seeds // like tadpoles fish them / with a spoon, quarter // then quarter again / devour with jackfruit // for breakfast, the skins / a discarded snake // the pips, bullets. / Slow exoticism. // What of their delivery? / Listen: if you are working // because paper makes / you, then fate has left // your life flavourless.











domingo, julio 13, 2025

«Gaza. El poema hizo su parte», de Nasser Rabah

Dos poemas / Traducción de Alberto Benjamín López Oliva




SIN CORREO DESDE HACE AÑOS


Sin correo desde hace años. Cada mañana lo único que tengo a mano son palabras vagas y dispersas. Pierdo el día intentando reordenarlas en vano, como un sueño sin explicación, como una lengua que no es la mía grabada en la fría piedra del tiempo, un estruendo en un bullicioso mercado donde soy mercancía estancada. Ninguna frase útil, ningún renglón que mitigue el anhelo de cierta noticia, nada que brinde total alegría o completa tristeza. Sin correo desde hace años. ¿Quién le escribiría a un muerto?





PATRIA FUERA DE SERVICIO


El gimnasio está fuera de servicio
¿A quién le importa? No tengo tiempo para cuidar
mi cuerpo frente a espejos hechos añicos:
¡Para qué! No hay cafés para lucirse un jueves, ni balcones
 para una tarde de domingo.
La luz se va todas las tardes. 
Las bibliotecas se buscan a sí mismas entre las cenizas. 
No importa… Ningún libro conmueve mi corazón
tras el libro de los tanques. 
La vida y yo: 
un ciego de rodillas entrega un anillo de luz a una ciega. 
Lo que queda es la imaginación,
un músculo incansable. 
La imaginación es el café de los extraños, los espejos
del inconsciente, las bibliotecas de los cautivos.
La imaginación es lo que nos queda para hacer una patria
            de la nada. 

26 de junio de 2024




Publicado por ediciones del oriente y del mediterráneo, 2025






















lunes, junio 30, 2025

«ars poetica en el que cada pronombre es Palestina Libre», de George Abraham

Versión de Juan Carlos Villavicencio




& así está escrito: los colonos robarán la tierra de Dios & PALESTINA 
            LIBRE
maldecirá a los colonos por su incapacidad de aliñar la comida de 
            PALESTINA LIBRE

en todos los que reclamarán la tierra de PALESTINA LIBRE 
            una quemadura de sol con la forma de la cara 
del colono dictador pero no en la piel de PALESTINA LIBRE

manchada de tierra. allá. PALESTINA LIBRE lo dijo. nadie de verdad 
            posee nada 
PALESTINA LIBRE no calló para que así fuera— el mar de PALESTINA 
            LIBRE

israelí; el cielo de PALESTINA LIBRE israelí pero no el trueno 
            de PALESTINA LIBRE—
la culpa siempre será de PALESTINA LIBRE & por eso se llamará 
            una historia

precisa; a expensas de la visibilidad de PALESTINA LIBRE, plasmada 
            en tela ensangrentada 
—o papel— el más largo suicidio de PALESTINA LIBRE: PALESTINA 
            LIBRE morirá

en la cárcel & se volverá israelí — PALESTINA LIBRE morirá protestando 
            & se convertirá
en un volantín en llamas — PALESTINA LIBRE llamará a Hamas la fábula 
            de cada

TITULAR: el falafel israelí es tan seco que PALESTINA LIBRE podría 
            iniciar una intifada con él
TITULAR: el falafel israelí es tan seco que PALESTINA LIBRE podría 
            liberar a Palestina con él

no, PALESTINA LIBRE nunca le dará un nombre a PALESTINA LIBRE 
            que no 
tenga raíces en la revuelta – PALESTINA LIBRE, unida con un guion 
            por la bandera de los colonos:

PALESTINA LIBRE unida con un guion por pronombres de colonos: 
            PALESTINA LIBRE 
no jura lealtad al árabe. o al inglés. PALESTINA LIBRE no existirá en

idioma alguno; PALESTINA LIBRE escribirá poemas sobre olivos 
            & controles fronterizos
sin que se pueda encontrar una Palestina libre; PALESTINA LIBRE 
            le pondrá nombre a la violencia

pero nunca a la resurrección, como PALESTINA LIBRE no sobrevivió
            a historias imposibles
para llegar hasta aquí. está escrito: la sangre estará en manos 
            de PALESTINA 

LIBRE – bien podrían pintar las uñas de PALESTINA LIBRE mientras 
            PALESTINA LIBRE está
en ello – ¿qué? ¿no es lo que esperaba PALESTINA LIBRE? ¿acaso 
            PALESTINA 

LIBRE no pensó todo el tiempo que PALESTINA LIBRE sería 
            la última en reír? 



















miércoles, junio 18, 2025

«Carta abierta a un 'renacido'»,* de James Baldwin

Traducción de Juan Carlos Villavicencio




Conocí a Martin Luther King Jr. antes de conocer a Andrew Young. Sé que Andy y yo nos conocimos gracias a Martin. Andy era, en mi opinión, y no porque él se describiera así, «la mano derecho» de Martin. Era presente – absolutamente presente. Vio lo que estaba pasando. Asumió la responsabilidad de saber lo que sabía y de ver lo que veía. Sólo he oído una vez a Andy intentar describirse a sí mismo: cuando intentó dejar en claro algo sobre mí a otra persona. Así que, una noche, supe lo que significaba el ministerio cristiano para él. Permítanme explicarlo un poco.

El texto proviene del Nuevo Testamento, Mateo 25:40: «De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis».

Me encuentro en la difícil y nada aburrida situación de tener noticias que dar a Occidente – por ejemplo: negro no es sinónimo de esclavo. Les aconsejo que no intenten defenderse de este mensaje impactante, engorroso e indeseado. Lo volverán a escuchar: de hecho, este es el único mensaje que probablemente escuchará Occidente de ahora en adelante.

Lo expreso de esta manera un tanto astringente porque es necesario, y porque hablo, ahora, como nieto de un esclavo, descendiente directo de alguien que se convirtió al cristianismo. «Mi conversión», como dice Countee Cullen, «tuvo un alto precio / pertenezco a Jesucristo». También hablo como exministro del Evangelio y, por lo tanto, como uno de los renacidos. Recibí instrucciones de alimentar al hambriento, vestir al desnudo y visitar a los presos. Lejos estoy de mi juventud y de la casa de mi padre, pero no he olvidado estas instrucciones, por lo que ruego que mi alma nunca las olvide. Quienes hoy se llaman «renacidos» simplemente se han convertido en miembros del club privado más rico y exclusivo del mundo, un club al que el hombre de Galilea ni siquiera podía aspirar a entrar. Menos desearlo.

«De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis». Son palabras duras. Es difícil vivir con ellas. Es una descripción despiadada de la responsabilidad que tenemos entre nosotros. Es bajo esa dura luz que uno toma una decisión que es moral. De que Occidente ha olvidado que existe la decisión moral, dan testimonio mi historia, mi carne y mi alma. Y así, si me permiten decirlo, es el aprieto en el que el más célebre cristiano renacido del mundo ha logrado meter al señor Andrew Young.

No insistiremos en la verdad obvia de que lo que Occidente llama una crisis «energética» disfraza con torpeza lo que ocurre cuando ya no se pueden controlar los mercados, estás encadenado a las colonias (en lugar de que sea al revés), se están quedando sin esclavos (ni confiar en los que crees que aún te pertenecen), no se puede, tras una reflexión rigurosamente sobria, enviar a los Marines o a la Royal Navy a ninguna parte o arriesgarse a una guerra global, no tienes aliados –sólo socios comerciales o «satélites»– y has roto todas las promesas que se han hecho alguna vez, en cualquier lugar y a cualquier persona. Sé de lo que hablo: mi abuelo nunca recibió las «cuarenta hectáreas y una mula» prometidas; los nativos que sobrevivieron ese holocausto están en reservas o muriendo en las calles, y ni un solo tratado entre Estados Unidos y los nativos se cumplió jamás. Eso es todo un récord.

Los judíos y los palestinos saben de promesas incumplidas. Desde la Declaración Balfour (durante la Primera Guerra Mundial), Palestina estuvo bajo cinco mandatos británicos, e Inglaterra prometió la tierra a los árabes o a los judíos, según quién pareciera llevar la delantera. Los sionistas —a diferencia de los judíos—, utilizando, como alguien lo expresó, la «maquinaria política disponible», es decir, el colonialismo, por ejemplo, el Imperio Británico mismo, prometieron a los británicos que, si les entregaban el territorio, el imperio estaría a salvo para siempre.

Pero a nadie le importaban los judíos, y cabe destacar que los sionistas no judíos suelen ser antisemitas. Los estadounidenses blancos responsables de enviar esclavos negros a Liberia (donde aún trabajan para la plantación de caucho Firestone) no lo hicieron para liberarlos. Los despreciaban y querían deshacerse de ellos. La intención de Lincoln no era «liberar» a los esclavos, sino «desestabilizar» al gobierno confederado dándoles motivos para «desertar». La Proclamación de Emancipación liberó, justamente, a los esclavos que no estaban bajo el control del Presidente de una entidad que aún no podía garantizar la existencia de la Unión.

Siempre me ha asombrado que nadie parezca capaz de establecer la conexión entre la España de Franco, por ejemplo, y la Inquisición española; el papel de la Iglesia –o, para ser brutalmente preciso, la Iglesia Católica– en la historia de Europa y el destino de los judíos; y el papel de los judíos en la cristiandad y el descubrimiento de América. Pues el descubrimiento de América coincidió con la Inquisición y la expulsión de los judíos de España. ¿Acaso nadie ve la conexión entre El mercader de Venecia y El prestamista? En ambas obras, como si no hubiera pasado el tiempo, se retrata al judío haciendo el trabajo sucio y usurero del cristiano. El primer hombre blanco que vi fue el administrador judío que llegó a cobrar la renta, y la cobraba porque no era el dueño del edificio. De hecho, nunca vi a ninguno de los dueños de los edificios en los que fregamos y sufrimos durante tanto tiempo, hasta que fui adulto y famoso. Ninguno de ellos era judío. 

Y yo no era estúpido: el del almacén y el farmacéutico eran judíos, por ejemplo, y fueron muy pero muy amables conmigo y con nosotros. Los policías eran blancos. La ciudad era blanca. La amenaza era blanca, y Dios era blanco. Ni por un instante de mi vida resonó la despreciable y absolutamente cobarde acusación de que «los judíos mataron a Cristo». Reconocía a un asesino cuando lo veía, y los que intentaban matarme no eran judíos.

Pero el Estado de Israel no se creó para la salvación de los judíos, sino para la salvación de los intereses de Occidente. Esto es lo que queda claro (debo decir que siempre lo tuve claro). Los palestinos han estado pagando las consecuencias de la política colonial británica de «divide y vencerás» y de la conciencia cristiana culpable de Europa durante más de treinta años.

Finalmente: no hay absolutamente —repito: absolutamente— esperanza alguna de establecer la paz en lo que Europa llama con tanta arrogancia Oriente Medio (¿cómo iba a saberlo Europa, tras haber fracasado tan estrepitosamente en encontrar un paso hacia la India?) sin negociar con los palestinos. La caída del Sha de Irán no solo reveló la profunda preocupación del piadoso Carter por los «derechos humanos», sino que también reveló quién suministraba petróleo a Israel y a quién suministraba armas. Resultó ser, para decirlo claramente, la Sudáfrica blanca [del Apartheid].

Bueno. Un judío, en Estados Unidos, es un hombre blanco. Tiene que serlo, ya que yo soy negro y, como supone, su única protección contra el destino que lo llevó a Estados Unidos. Pero sigue haciendo el trabajo sucio de los cristianos, y los hombres negros lo saben.

Mi amigo, el Sr. Andrew Young, con un gran amor y coraje, y con una nobleza silenciosa, irreprochable e indescriptible, ha intentado evitar un holocausto; yo lo proclamo héroe, traicionado por cobardes.



en The Nation, 29 de septiembre de 1979








* Renacido (Born-again en inglés) refiere a una experiencia de conversión religiosa profunda y transformadora, típica del cristianismo evangélico protestante, central en la comunidad afroamericana post-esclavitud, donde el individuo 'nace de nuevo' al aceptar a Jesucristo como salvador.










martes, mayo 27, 2025

«La maquinaria de guerra se disfraza de drag queen», de Mohammed El-Kurd

Versión de Juan Carlos Villavicencio



a modo de Audre Lorde

Todos tenemos demasiadas raíces.

La maquinaria de guerra es un flipper que funciona con monedas,
y tus adornitos y obras de teatro juvenil
son tan codiciosos como la boca de un bulldozer
masticando la vida hasta hacerla escombros para que yo escriba poemas 
          con ellos.

La maquinaria de guerra usa lápiz labial, lleva una cartera deslumbrante 
          y saluda ¿holacómoestás?
es moda sobre los escombros / flujo rosa. Si ignoras los restos,
este es un paraíso – su tierra es carne, incontable y de color pardo.

La maquinaria de guerra es estadounidense y nunca tiene sed / ni ríos 
          en la garganta.
El agua estadounidense es sucia y parda y los niños famélicos,
secos, encerrados en jaulas, / educados sin educación.
Surfean sus barcos en la sequía. Sus nudillos están rígidos, qué frío 
          es este verso.

Me siento aquí preguntándome:

¿Cuál de mis yo sobrevivirá a los bulldozers que deshacen a Dios?
¿Cuál de mis yo mojará sus manos en estos pozos?
¿Cuál de mis yo consolará de manera preventiva a los seres queridos  
          de los muertos, sin guardar luto,
y embotellará nuestro río Jordán para saciar la sed de los yankees,
por codicia y por dolor?
Agua      robada o descuidada.

¿Cuál de mis yo sobrevivirá a estas formas de liberarme? 














jueves, mayo 22, 2025

«Descripción de l’Égypte», de Zaina Alsous

Traducción de Juan Carlos Villavicencio




Una mañana, una línea de tinta carbonizada
en el cuaderno del botánico:

tras la invasión, un jardín plantado en El Cairo.
El ejército francés registra la distancia

entre la bestia y la semilla de algodón.
Napoleón tenía alas, volaba como Mercurio por encima de las pirámides,

una ramita de azul inventando la atmósfera.
El texto lo dice y así se convierte en

imagen e imaginar y en la gente allá abajo;
un grupo de modos verbales latiendo       saber sabido saber sabido.

Una mañana, mi linaje es una línea de tinta
en el lenguaje de las plantaciones.

Crezco para ver cómo me reúne la memoria:
una ficción de amapolas e idolatría,

declive con fervor supernumerario,
sangrienta en la nota a pie de página. Hay una puerta que me separa

y luego los autores dicen que la puerta está siempre abierta,
los fantasmas dicen que la puerta no es para nosotros.











domingo, mayo 11, 2025

«Hadeel», de Rafeef Ziadah

Versión de César Vegas




Hadeel tiene nueve.
no, disculpen,
Hadeel tenía nueve años.

Un funcionario israelí dijo que lamentan su muerte
«Pero el terrorismo se tiene que acabar, 
los misiles se tienen que acabar,
la resistencia se tiene que acabar»
o continuarán, continuaran, continuarán, 
bombardeando a Gaza,
hasta que renunciemos a la poca dignidad que nos queda.
Hasta que elijamos a quién ellos quieren, 
firmemos lo que ellos quieren y 
muramos, muramos, muramos en silencio 
como ellos quieren.

Sonríen y lamentan la muerte como un accidente ocasional
y lamentan cómo los niños palestinos mueren 
en una cámara de tortura colectiva: Gaza. 
ven…
la seguridad de Israel es absoluta y
está escrita con sangre
y con tapadoras
y el arte de las mujeres voceras
porque la muerte es más tolerable si viene de una mujer
la muerte, me dicen,
es más cortés y elegante si viene de una mujer.

¿Y quién,
quién le dirá a la madre de Hadeel
ocupada horneando pan y za’atar
que las palomas no volverán a volar sobre Gaza, 
las palomas no volverán a volar sobre Gaza.

Hadeel se ha ido
y su hermano Ahmed perdió la vista.

Las palomas… las palomas, no volverán a volar sobre Gaza.

Hadeel…
Ninguna plegaria que recuerde
ninguna plegaria que recuerde
o que más o menos recuerde
te traerá de vuelta,
ninguna plegaria que busque dentro de mi interior
te traerá de vuelta.

Mientras te envuelves en relatos de Palestina 
te escondes bajo tu cama
esperando al próximo soldado
que tire abajo tu puerta,
para expulsarnos de una historia
que cargamos sobre nuestras espaldas. 
Hadeel… Hadeel… Hadeel… 

¿Quién?
¿Quién de ustedes le dirá a Hadeel que nada 
cambió el día que ella murió?
La siguiente reunión…
el próximo tren…
La siguiente reunión…
el próximo tren…
ni una pausa… ni una lágrima.

¿Merece esto un comunicado de prensa? 
¿Merece esto un comunicado de prensa? 
Sólo la perdida de otro palestino
¿Merece esto un comunicado de prensa?
la solidaridad desde lejos como una broma de mal gusto 
una mala historia para contarle a un niño.
Pero las palomas
las palomas no vuelan sobre Gaza nuevamente 
las palomas no vuelan sobre Gaza nuevamente. 
Hadeel se ha ido para siempre.
Se ha ido.

No hay palabras finales
sólo un vacío en el corazón de su madre 
sólo un vacío en el corazón de su madre. 
Y me dicen…
continúan diciéndome,
«No llores por los mártires
no llores por los mártires
continúa la lucha
continúa la lucha
continúa la lucha»
pero por Hadeel
por Hadeel denme tan solo un momento de silencio
dame un momento de silencio…
No.
Denme un momento de sincera resistencia, 
sincera resistencia,
así podrán mantener la poca dignidad que les queda
por Hadeel.



en Poesía palestina, 2015













martes, abril 29, 2025

«Como un ciprés, de bruces», de Rasha Abdulhadi

Versión de Juan Carlos Villavicencio




Como un ciprés, de bruces
en mis mejores días.
Y como un ciprés sueño con el rizoma de la primavera
zumbando a través de cuerpos y árboles compañeros.
Quiero soñar el sueño del bosque
y despertar a nuevas raíces, a nuevos esquejes que hicimos
naturalmente como respirar, con
todo lo difícil que implica respirar 
o dejar de hacerlo
cuando el acero y las manos
a veces cortan nuestros troncos, nuestras ramas para siempre.

A veces sueño con caer de cabeza
sin un trigal de miembros que me atrape.
Me caería si el cuerpo estrellado pudiera abrazar más
que fuego de mi asesino, y ser nuevas vigas para su hogar.
No deseo machetes – lo que con su filo
me separaría de mi propio tronco cortado —
Si cayera y cortaran mis manos, vendrían otros
a talar a los partisanos que quedaron —
Si pudiéramos convertir la ira en llamas en la arboleda,
quemaríamos también nuestros propios hogares —

En los peores días, sueño con minerales en la piel, sueño con calcio
y carbón petrificándose a través del hacha que la corta,
con fibras de carne convertidas en roca en el corazón
que ningún filo podría derribar — pues entonces no 
escucharía (por la noche, por la mañana y por las tardes)
el sabor del escalofrío rodando a lo largo de estos cipreses junto al mar
enraizados en un suelo rocoso, con nuestro cabello verde al viento 
ahora lejos de la orilla.











miércoles, abril 23, 2025

«Para que la guerra sepa que estoy aquí», de Yahya Ashour

Traducción de Juan Carlos Villavicencio




Hay más fantasmas mirándome en mi cuarto
mientras cae cerca otro misil.

Estoy acostado en mi cama
sin pensar en cosas triviales como dormir,
pensando que el próximo seré yo.

En una habitación oculta para el Este o el Oeste,
cerré la puerta para que mi casa no se vea,
cierro los ojos para no ver mi propia habitación,
y dejo abierta la ventana de par en par
para que la guerra sepa que estoy aquí.

Con cada misil que explota cerca,
intento congregar a toda la casa en mis brazos.
El alma del hogar casi surge de bajo la tierra.
Mi espíritu apenas retorna al lenguaje,
mientras ambos seguimos temblando.

Me duele el estómago como si me tragara un tanque,
mi cabeza explota como si me hubiera golpeado un misil.
Mis huesos bebieron toda la sangre de mi cuerpo,
y me estrangula la ansiedad.

Sobrevivo a la muerte,
pero no es que vuelva a vivir.
Canto, rezo por mis heridas,
y espero que algún día ellas me lleven al cielo.














jueves, abril 17, 2025

«María de Gaza», de Ibrahim Nasrallah

Versión de Juan Carlos Villavicencio


 

Para nosotros en la tierra no hay paz,
ni para mi hijo, ni para el tuyo,
le dijo María a María…
Hermana de mi tierra, hermana de mis pasos en este mundo,
hermana de mi alma, de mis rezos,
hermana del amanecer, hermana de mi muerte y su calamidad,
aquí en lo que nos resta de muerte y también de vida.

Para nosotros en la tierra no hay paz.
¿Es que el cielo no nos ve o nos oscurecen las crucen 
que cargan nuestras espaldas en los campos
donde más amarga es nuestra sangre?

Para nosotros en la tierra no hay paz.
Ella es para nuestros enemigos, Dios,
para sus aviones. Es para la muerte cuando baja
y para la muerte cuando asciende,
para la muerte cuando habla, cuando miente, cuando baila.
Nada la satisface,
ni nuestra sangre en el dolor, ni en la belleza,
ni nuestra sangre en los mares, ni en los campos.
Nuestra sangre en las montañas,
nuestra sangre en el suelo,
nuestra sangre en la arena,
nuestra sangre en la respuesta,
nuestra sangre en la pregunta,
nuestra sangre en el Norte,
nuestra sangre en el Sur,
nuestra sangre en paz,
nuestra sangre en la guerra…
Nada de eso la satisface.

La paz es para nuestros enemigos, Dios,
para sus guardias en todas las tierras, 
para sus celadores en las nuestras.
La paz es para cada hermano 
que nos asedia como enemigo 
y para cada uno que pasa
por encima de nuestra muerte para construir su trono
sobre las ruinas de nuestros cuerpos.
No hay lugar para una mariposa en una niña que perdió sus pies,
no hay lugar para que una amante muera por amor, 
no hay lugar para que el poema exalte al poeta que escribió
«Si debo morir, tú debes vivir para contar mi historia».[*]
El mar no es para los pájaros ni para quienes amo:
el cielo nos ignoró como si fuéramos de una tierra extraña.

No hay paz en la tierra para nosotros.
La paz es para los otros. Para niños distintos a los míos.
La paz es el silencio después de las masacres.

La paz es para el silencio cuando los gritos
y para el silencio cuando nos callan.
La paz es la voz que ordena que nos maten,
y luego nos matan a punta de silencio.
No hay paz en la tierra para nosotros.
Es para tiranos, para líderes idiotas,
y todos sus ejércitos de polvo.
Es para su destrucción,
para los que asesinan a jóvenes y viejos,
para los soldados y para los que encadenan al horizonte.
Es para los que derraman sangre, odian a los mártires,
y matan a los testigos de su hacer.

La paz es para los tiranos de la tierra,
para sombras ladrando por aquí y acullá,
y para las armas siseando por todas partes.
Es para el que me arranca ahora los ojos
para no verte, mi Dios.

Toma todo, Señor, y déjanos yacer aquí,
cerca de nuestro mar y las tumbas de nuestros seres queridos,
de nuestros hogares, aquí, en esta nuestra tierra.
No vamos a desaparecer. 
Llévanos lejos, apártanos si lo deseas,
cuando y como quieras. Vamos 
a permanecer cerca de los ojos de tu corazón.

Mi Dios, sé nuestra fortaleza.
No escaparemos de nuestra muerte, si cae la noche.
Vamos a seguir aquí a las puertas de tu alma:
junto a la iglesia, la mezquita, el mar,
la tierra, las palmeras, la vida
o lo poco que vaya a sobrevivir.
Mi Dios, llévanos si lo quieres, pero deja aquí un poco 
de nuestras almas, aquí, en los umbrales de nuestros hogares
y sus ruinas. Porque no queda paz en esta tierra 
para nosotros.

No es para nosotros la paz 
que soñamos y amamos.
No es para nosotros la paz que es tan simple 
como las lágrimas de alegría y tristeza
de mi madre.
No es para nosotros 
la paz que vuela 
y aterriza como un par de alas,
la paz tan hermosa como un canto,
tan grata como la risa.
No es para nosotros una paz tan dócil como nuestro gato
antes de que lo mataran.
Y aunque murió, todavía tiene hambre,
gime y ronronea. Mientras nos movemos
de un cuarto en el norte
a una tienda de campaña en el sur,
nuestro gata sigue nuestros pasos.

No hay paz en esta tierra para nosotros,
no para Gaza cuando se regocija en primavera como los niños,
no para Akka, despierto hace mil años,
cuidándonos como nuestras abuelas,
no para la hermosa Jaffa,
no para Jesús que resucitó de nuestra sangre,
y de nuestra carne, de nuestra tierra 
y de nuestras infinitas resurrecciones después.
No hay paz en esta tierra para nosotros,
no para tu santa Jerusalén, mi Dios,
que asciende con tu Profeta y nuestro Corán.

Oh Dios, la paz en esta tierra será mía, mía y luego tuya.
Desde que los hijos de mi alma subieron hasta ti al cielo,
la paz se ha convertido en el revoloteo de las mariposas
entre sus dedos.
Aquí nada más queda para mí que sus cuerpos,
un largo día que gime, umbrales arruinados y nombres
cubiertos de plumas de palomas caídas.
Entre sus dedos se pone el sol de la mariposa
y la herida del horizonte.

No le dije nada a la mariposa.
Dejo que sus alitas revoloteen como mi alma
entre sus dedos y viajen
entre las cenizas y el rocío.
Cantaré en nombre de los miles y miles
asesinados y resucitados en esta tierra nuestra.

No diré: la paz es para los que matan, desarraigan e incendian.
La paz en esta tierra era nuestra antes que estuvieran aquí,
y la paz en esta tierra será nuestra después de que se vayan.
La paz es nuestra. La paz es nuestra.









* Una línea del poeta mártir Refaat Alareer.














domingo, abril 13, 2025

«Escolasticidio o la destrucción del saber», de Soledad Chávez Fajardo





Ante mis ojos veo un grabado de Piranesi, uno de la colección de la Roma Antigua. Son esas colosales construcciones en ruinas. La tensión entre la magnificencia y el abandono son la clave de su belleza y de la melancolía que generan. Esto me lleva a pensar en cuánta colosal obra del hombre ha sido abandonada o, lo que es peor, destruida ex profeso. En un ejercicio doloroso hago un repaso por algunas de las principales destrucciones de bibliotecas en la historia de la humanidad. Por ejemplo, hacia el 612 antes de nuestra era, Nínive fue asediada por babilonios y medos. Allí se destruyó por completo la Biblioteca Real de Asurbanipal. Con ello, entre otras tradiciones textuales, se destruyeron los primeros textos literarios de la humanidad, como el Poema de Gilgamesh. Lamentablemente, por más que se hayan encontrado fragmentos en el sitio de Nínive o nuevas versiones, la epopeya permanece incompleta. Probablemente a finales del siglo IV de nuestra era, una de las sedes de la Biblioteca de Alejandría, el Serapeo, fue saqueada y destruida, por ser un enorme espacio del «saber pagano». Escritores cristianos de la época, como Rufino de Aquilea y Sozomeno lo describen pormenorizadamente. A tal punto fue un hito esta destrucción, que se entiende como la consolidación del cristianismo en la Antigüedad tardía. Ya más cerca de nuestra historia, en 1931, en lo que se conoce como la Quema de conventos, la Casa profesa de Madrid fue incendiada y, con ella, la que se conocía como la segunda mejor y más completa biblioteca del país: la jesuita. Ochenta mil volúmenes (muchos de ellos incunables) se consumieron con las llamas.

Sigo con este ejercicio ingrato y doloroso y hago un repaso por algunas de las principales destrucciones de universidades en la historia de la humanidad. El año 1190 el general turco afgano Bakhtiyar Khilji, dentro de las estrategias de la invasión musulmana en India, ordenó destruir la universidad de Nalanda. Esta había sido fundada en el año 427 y es considerada la primera universidad tal como hoy pensamos este concepto: con un inmueble en donde, incluso, habitaban sus profesores y estudiantes. Este centro de saber, considerado la capital de los estudios budistas en su momento, era un centro relevantísimo en ciencias como las matemáticas y la astronomía. Hasta los años 1499 o 1500 estuvo en funcionamiento La Madraza, la primera universidad en Al-Ándalus en donde se enseñaba, sobre todo, ciencias, como astronomía y matemáticas desde 1349. El cardenal Cisneros fue quien dio la orden de asaltar la universidad, sacar los libros de su biblioteca y quemarlos públicamente en una hoguera en la plaza de Bibarrambla.

Más nuevo es lo que se hizo en Irak, el año 2003, cuando el 10 de abril tropas norteamericanas y sus aliados saquearon piezas sumerias, acadias, asirias y babilónicas (entre otras) del Museo Nacional de Irak. Lo mismo en la Biblioteca y Archivo Nacional de Irak, que sufrió de ataques e incendios en dos ocasiones y donde se perdieron millones de libros y registros. El 11 de abril el Museo Arqueológico de Mosul fue asaltado y saqueado. Durante los días de la Batalla de Bagdad (entre el 3 y el 13 de abril) la biblioteca de la Universidad de Bagdad fue destruida y saqueada. Entre los textos destruidos y desaparecidos había un enorme número de manuscritos medievales. Cómo olvidar la épica saga de la bibliotecaria Alia Muhammad Baker por rescatar textos de gran valor de la biblioteca donde trabajaba, la Biblioteca Central de Basora, entre estos, una biografía del XIV de Mahoma. La lista es larga, pues estos son solo unos botones de muestra para una guerra que implicó una invasión so pretexto de la posesión de armas de destrucción masivas que albergaba Irak, algo que nunca se comprobó, dicho sea de paso.

Sigo con este ejercicio doloroso y presento ahora algunos de los ejemplos más actuales, como el 17 de enero de 2024, cuando la Universidad de Israa, solo después de 10 años de fundada, fue demolida por fuerzas israelíes. Durante los setenta días previos a su demolición, fue usada como centro de detención y como espacio de francotiradores de las fuerzas israelíes. Un dato importante acerca de esta novel universidad es que se destacaba por la carrera de Derecho y porque un número importante de mujeres (más que hombres) estudiaba allí esta carrera. El 6 de febrero de 2024 la Universidad de Al-Aqsa, la más antigua institución pública en Palestina (fundada en 1955), cuyo foco es la formación de profesores, fue nuevamente bombardeada en dos de sus sedes. Ya en 2004 una parte de la universidad había sido destruida por las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI). En lo que se conoce como la Invasión invernal de los años 2008-2009, la Biblioteca de Tel al-Hawa fue parcialmente destruida. 

Tengo entre mis manos el documento que la asociación de bibliotecarios y archiveros palestinos ha redactado para dar cuenta de cómo se ha ido mermando el acervo textual no desde octubre[1] (que muchas veces se piensa que octubre es el momento cero), como cuando en 1948, durante la Nakba, 30.000 libros y manuscritos fueron saqueados de hogares palestinos (se puede ver en el documental The Great Book Robbery, del año 2011, del director israelí Benny Brunner). O cuando en 1982, durante la invasión israelí del Líbano, Israel saqueó y confiscó la biblioteca y los archivos de la Organización de Liberación de Palestina. En noviembre de 2023 espacios como el Archivo Central de Gaza fue totalmente destruido. En diciembre de 2023 la mezquita y biblioteca Omari fue completamente destruida. La mezquita, que databa del siglo VII albergaba en su biblioteca la mayor colección de libros raros en palestina (¿un pequeño alivio? El año 2022 doscientos manuscritos pudieron ser digitalizados).

Puedo seguir con más ejemplos, porque los hay por decenas, como la destrucción de librerías, como la Al Mansur, la que a mayo de 2021 albergaba más de cien mil volúmenes en lo que era el «empleo de los libros» en Gaza, y donde padres de escolares y estudiantes universitarios iban a comprar sus libros. «Yo no tengo nada que ver con un grupo armado, con una facción política, se trata de un ataque contra la cultura. He pasado por dos Intifadas y tres guerras de Gaza pero esto jamás había ocurrido, jamás la librería había sido destruída», comentó su dueño, Samir Al Mansur, en su momento.

No quiero seguir con las muertes de rectores, decanos, académicos y estudiantes. Es un total barrido de los saberes que me recuerdan a lo de Nínive, al cardenal Cisneros, a la estrategia de Bakhtiyar Khilji, entre tantos otros movimientos de extrema intolerancia. Se ha entendido el intento de cortar relaciones académicas con Israel como un acto de intolerancia, por lo demás. Ser intolerante es constatar cómo estas universidades han sido total o parcialmente destruidas. Ser intolerante es revisar, día a día cómo miles de universitarios no podrán terminar sus estudios. Ser intolerante es constatar que el resultado de esta estrategia de guerra es anular el derecho a formación de miles de palestinos. 

Joaquín Córdoba Zoilo, catedrático de Historia Antigua de la Universidad Autónoma de Madrid, a propósito de la destrucción ya referida de Irak, afirmó: «Los profesionales debemos desvelar la reciente historia de la destrucción sistemática de un patrimonio brillante, la intencionada desvertebración de Irak a través de la eliminación de su historia verdadera, su patrimonio y sus especialistas. Por imperativo moral, porque sabemos que los yacimientos, la arqueología y los museos de aquel país encierran junto a su razón de ser como nación, su memoria y la de toda la Humanidad».[2] Lo relevante en Córdoba Zoilo es la responsabilidad que tiene una comunidad académica en condenar y traer a colación, cuantas veces se pueda, estos actos de memoricidio (como lo usa Ilan Pappé y Nur Masalha), de anulación de la humanidad, para el caso de Palestina, el intento de destruir la historia, la memoria de la existencia del pueblo palestino. A propósito de lo de Irak, Córdoba Zoilo afirmó: «Las llamadas oficiales de ayuda y las iniciativas de instituciones como el Instituto Oriental de Chicago, el Museo Británico, la Universidad de Turín o la Universidad de Tokio en 1994 se encontraron con el silencio o la dejación de responsabilidad. UNESCO e Interpol estuvieron lejos de asumir sus obligaciones, probablemente ante el temor a irritar al Consejo de Seguridad [de Naciones Unidas] o a quien ejercía el dominio sobre el mismo», algo que, creo, no se puede ni debe repetir esta vez. La pasividad o un modus operandi laxo respecto a una condena clara y vehemente es necesaria en estos casos, sobre todo con universidades que están, en estos momentos, desarrollando armamento o por su complicidad con las violaciones a los derechos humanos, lamentables praxis que ayudan a perpetuar esta barbarie (como la universidad de Tel Aviv, la Universidad Hebrea de Jerusalem, la Universidad de Ben Gurión, el Instituto Weizmann de Ciencias en Rehovot o el Technion de Haifa). 

Quiero insistir en que la destrucción intencional de bienes culturales patrimoniales ha sido reconocido como crimen de guerra y perseguido en el Tribunal Internacional Corte Criminal. Posiblemente César, en uno de los grandes daños que sufrió la Biblioteca de Alejandría a causa del asedio que lideró, podría haber sido juzgado el día de hoy. Lo mismo quienes instaron y lograron destruir saberes a lo largo de la historia de nuestra humanidad. En este caso, junto con el claro proyecto genocida hay, por lo demás, un culturicidio sin lugar a dudas. El hecho de cortar relaciones académicas con universidades que, con su saber ayudan en el escolasticidio y el memoricidio, es un acto de habla claro y serio: cancelar un accionar que no hace más que silenciar, acallar y masacrar el saber. Con eso, señores, no se juega ni se puede hacer vista gorda. 







Notas:


2. Fuente: ElDiario.es: «La destrucción cultural de Irak, un crimen premeditado e impune», de Ignacio Fontes, 23 de marzo de 2024.