No me importan las rimas. Raras veces
hay dos árboles iguales, uno junto al otro.
Pienso y escribo como las flores tienen color
pero con menos perfección en la forma en que me expreso
porque me falta la simpleza divina
de ser todo sólo mi exterior.
Miro y me conmuevo,
me conmuevo como el agua fluye cuando el suelo está inclinado
y mi poesía es natural como cuando el viento se levanta...
en El guardador de rebaños,
Descontexto Editores, 2018
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