sábado, junio 18, 2011

"Ovejas postulantes a la esquila de la educación superior", de Mario Waissbluth

Fragmento




* La carrera por los “ofertones” universitarios es enfermiza. El negociado es monumental. La publicidad es engañosa, tal vez no por información incorrecta, sino por lo que NO se informa. Por ejemplo, se publicita la información de “Universidad Acreditada”. NO se indica si la CARRERA está acreditada. Hacia 2008 (no pude encontrar información posterior) de 2907 carreras de educación superior en Chile, sólo 790 se encontraban acreditadas o en proceso de acreditación. Hay una enorme diferencia entre “universidad acreditada” en un área, p.ej. administración, que en dos, o en seis, y hay enorme diferencia entre que esté acreditada por 2 o 6 años. Igualmente, hay una enorme diferencia entre una carrera acreditada por 2 años (el mínimo) a una acreditada por 7 (el máximo).

* La escasamente mencionada tasa de deserción de carreras. Por ejemplo, hace un par de años aparecieron en la prensa algunos datos: para la carrera de Pedagogía en Educación Básica la tasa de deserción en la U. Bolivariana fue de 61%; en la U. Central 56%, y en la Academia de Humanismo Cristiano 0% . Que una carrera tenga alta o baja tasa de deserción no implica necesariamente buena o mala calidad. Pero… ¿no sería importante que un alumno de escasos recursos sepa que tiene un 50% o 60% de posibilidades de farrearse un par de millones de pesos al ingresar a una determinada carrera?

* La información que provee la Comisión Nacional de Acreditación y el MINEDUC es difícil de encontrar en sus sitios web (www.cnachile.cl y www.sies.cl). Un postulante que quiera comparar carreras, y leer sus informes de acreditación, y posibilidades laborales, deberá pasar varias horas buceando, y en muchos casos encontrará información inexistente y obsoleta…. si es que se entera de que esta información existe, lo cual es muy improbable. Adicionalmente, los informes de acreditación son lo suficientemente escuetos como para que no ayuden a despejar dudas.

* Los aumentos unilaterales de aranceles. Esto se parece a las Isapres. Si los jóvenes están entrando al templo de los mercaderes, presumiblemente se van a encontrar con la desagradable sorpresa de que, al estar en 2º o 3er año, van a sufrir un aumento unilateral de precios. ¿Es ese un “mercado” balanceado entre proveedores y consumidores? ¿No se les debiera ofrecer un precio fijo, ajustable sólo en UF, año tras año? Las secciones de negocios en la prensa anuncian con orgullo las utilidades de decenas de millones de dólares que generan las universidades… trasquilando postulantes. La oferta de Ipads que andan haciendo algunas universidades para ovejas incautas bordea el límite de la locura. “Compre ahora, le regalo un Ipad, pague después en cómodas pero ascendentes cuotas”.

* Las crecientes quejas respecto a la acreditación universitaria. A estas alturas es evidente que el sistema es laxo y con los incentivos incorrectos. La baja tasa de carreras acreditadas es de por sí una señal de laxitud, y los puntajes de corte insólitamente bajos de muchas carreras es otra. La dispersión salarial entre carreras iguales llega a ser de 800% con carreras “acreditadas”. Educación 2020 lleva dos años solicitando que se haga una evaluación internacional del sistema de acreditación, en que entre otras cosas, es el acreditado el que le paga por sus servicios al acreditador privado. ¿Por qué internacional? Porque los intereses creados en Chile en torno a este sistema son excesivos. ¿Por qué no se ha hecho?

En resumidas cuentas. Chile generó en 1989 un “libre mercado” universitario que en realidad es un “libertinaje de mercado” intocado hasta hoy. De por sí la palabra “mercado” y “consumidor” me resulta ofensiva en educación, pero al menos, convirtamos el libertinaje en libertad, para proteger a nuestras ovejas postulantes “consumidoras”, que en un elevado porcentaje de casos van a terminar endeudadas, sin título, con título espurio, frustrados, o con escasas oportunidades de empleo digno. Urge una ley para el “consumidor” universitario; urge transparentar obligatoriamente TODOS los datos de las carreras ofertadas, incluyendo la información COMPLETA de acreditación, las tasas de deserción, las probabilidades de empleo, y el costo para el total de la carrera; y urge una reingeniería del sistema de acreditación de carreras, que es a lo menos desconocido, y cuyos evidentes malos resultados demuestran su fracaso.


















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