Mi madre
dice que hace más de dos mil años
una estrella
iluminó durante días el cielo
después de un nacimiento.
Aquí siguen naciendo niños cada día.
Yo me pregunto si todos no merecen
la claridad,
su común lucero.
Me responde
un resplandor de cohetes y misiles,
no traen mirra,
incienso ni oro.
Hace tiempo ya
no conocen más ofrenda que la guerra.

No hay comentarios.:
Publicar un comentario