Nuestros padres sacaron pan de troncos y piedras,
cercaron sus jardines con huesos de los indios;
fueron los peregrinos que en Holanda embarcaron
(pues los dejó sin casa la noche de Ginebra)
y sembraron aquí las semillas de luz
de la Sierpe; y aquí los proyectores hunden
las casas de cristal alzadas en la roca,
los cirios lagrimean junto a un altar vacío
y la luz está donde la sangre de Caín
hace arder, hace arder el insepulto grano.
en Antología de la poesía norteamericana, 1959
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