Traducción de Miguel Ángel Petrecca
Las llaves se sacuden al sol del domingo a la mañana.
El hombre que vuelve tarde en la noche no puede entrar a su casa.
El ruido de la llave en la cerradura no suena tan distante
como los golpes a la puerta, las direcciones de los sueños son más confiables.
En el momento en que atravieso una autopista en los suburbios,
los faros de los autos se apagan de golpe. Arriba en el cielo infinito
alguien aprieta los frenos de su bicicleta. Inclinación,
un segundo de inclinación, escucho las llaves caer al piso.
Unas llaves de muchos años atrás se sacuden al sol.
Las levanto, pero no sé dónde se esconde la mano
detrás de las llaves. Todos los días antes del sábado
están cerrados, y no sé cuál debo abrir.
Ahora es domingo. Todas las habitaciones
misteriosamente entreabiertas. Tiro las llaves.
Puedo entrar a cualquiera de esos cuartos sin golpear la puerta.
En el mundo abarrotado de gente, la habitación vacía.
en Un país mental. 150 poemas chinos contemporáneos,
Gog y Magog, 2023
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