sábado, abril 26, 2025

«El enjambre de langostas», de Hsu Chao

Versión de Carlos Manzano de la traducción de Kenneth Rexroth




Las langostas pusieron sus huevos en
El cadáver de un soldado. Cuando
Las orugas maduraron, salieron volando.
Con sus duros caparazones y su
Zumbido, eran un mal presagio. Se veía
Que habían nacido de una cólera
Insatisfecha. Volaban veloces hacia
El Norte. Ocultaban el cielo como
Una cortina. Cuando la esposa del soldado
Las vio, empalideció y se le
Cortó la respiración. Supo que él había
Muerto en combate y su cuerpo
Había quedado perdido en el desierto. Aquella
Noche soñó con que cabalgaba en un
Caballo blanco tan rápido, que no dejaba
Huellas y llegaba hasta donde él
Yacía en la arena. Le miraba la cara, comida
Por las langostas y sus ojos se le
Inundaban de lágrimas de sangre. Nunca
Más dejó que sus hijos lastimaran
Un insecto que podría haberse alimentado
Con el muerto. Alzaba la vista al
Cielo y decía: «Langostas, si buscáis
Un lugar en que pasar el invierno,
Podréis encontrar abrigo en mi corazón».



en Cien poemas chinos, 1966
















No hay comentarios.: