Quemaré el laurel en los rincones de la casa
en que nos consumimos.
Ahora sé que no volverá el movimiento
a los olores.
Recogeré los pelos de la alfombra.
No volveré a dormir sobre las sábanas
en que nos hicimos aguas
y salivas blancas de lamernos.
Quemaré el laurel en esta casa.
Con azúcar andaré quemando
las pieles y la carne.
Quemaré el laurel en los latidos.
en Pu llimeñ ñi rulpázuamelkaken / Seducción de los venenos, LOM Ediciones, 2008
No hay comentarios.:
Publicar un comentario