considérese la infinita fragilidad del cráneo de un bebé,
cómo los huesos se mantienen blandos y porosos
y sólo el tiempo logra cerrarlos
considérese un delicado cuenco de porcelana
cómo se rompe de un solo golpe –
cómo en un instante desaparecen años enteros
considérese: bajo la estridencia de las explosiones
ninguna voz puede ser oída
ningún llanto
considérese tu propio cielo en llamas
tu nombre borrado
la vida de tus hijos como «un precio que vale la pena pagar»
considérense los rostros que no ves
los ojos que te niegas a mirar
como si sólo fueran un «daño colateral»
cómo en estas palabras
el mundo
se parte en dos
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