Entraron por el techo
cerraron puertas y ventanas.
Metieron un puñado de arena en la boca
y en las narices de Fátima.
Sus manos le rasgaron el estómago
su sangre quedó retenida
ellos orinaron en su cara.
Fátima tomó la mano de la estatua
y caminó ligera entre los árboles y los niños
dormidos.
Ella llegó al mar
su cuerpo elevado por sobre la muerte.
en La remontee des cendres, 1991
Versión dedicada contra el dolor a Ghizlane Hazam
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