jueves, noviembre 02, 2023

«Una voz de las profundidades, desde un antiguo ícono», de Jihad Hudaib

Versión de Juan Carlos Villavicencio






Tenían lunas; cuando los superó la añoranza
el agua se agitó;
las rocas se desnudaron en la orilla
y la montaña suspiró.

La luna que cuidé se ha marchitado.
    El rocío que humedecía las rosas
    y se ha secado su anhelo por el arribo 
    del ser querido.
   
La poesía les da su pan.

    Ella me sacó del dolor.
    Había estado pasando el tiempo con la muerte
    en sus bordes
    desde que se abrió paso el hambre en mí.

Ustedes hicieron del silencio una tierra amable.
Ahora escarban por recuerdos.

    En el principio fue el atardecer.
    Ahí nací, con mi fotografía
    colgada en la pared.

Sálvate a ti mismo–
el fuego se está extendiendo.

    He crecido.
    Le di senderos a la casa
    que fueron tomados
    por la lluvia que cayó trayendo arena
    así es que habité la noche, calle por calle
    y donde me recogió el viento 
    una mujer me dispersó.

Silencio…
…Recuerdos.

    Así cayó la oscuridad, cambiando un pueblo
    por otro pueblo, cambiando nombres. Mi
    voz se volvió salada. No podía encontrar mi camino 
    entre esa multitud, así es que vagué solo como una bala
    perdida, tanteando mi

    camino hacia mi deseo enterrado, como un ciego
    que ve su propio rostro 
    con la punta de sus dedos.















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