“Puerto del sur”, de Arturo Troncoso

Fue en aquel puerto de los arenales rubios y de los pescadores argonautas. Tú subías por el hombro de la colina y echabas a nadar los ojos por el oleaje discontinuo. Por la escalera de los pinos venía aporreándose la tarde y el paisaje abriéndose como un álbum sin interés.

 

Éramos los dos. Tú tendías la red para pescar la silueta de una fuga. Encima de nosotros la desesperanza construía el andamiaje del abandono. Yo soltaba las voces que no saben del retorno, hería la pulpa negra del deseo y afirmaba en posibilidad el instante. Sin embargo, era inútil. Hasta la hebra del abrazo olvidada de enredarse y hasta la uva del beso que no supo madurar. Entretanto sangraba el pétalo de la partida y se ensanchaba la certeza de perdernos. Era la angustia hecha agujas y la presencia hecha huidas...

 

Puerto del sur donde ancló el cansancio de una sed, y andén quedado con el pañuelo húmedo de un ansia. Ahora salta la llamarada de una forma crepitando, cayéndose, destruyéndose en una hoguera difunta.

 

 

 

en Solveig, 1925