lunes, agosto 14, 2023

“La colina en el cielo”, de Carlos de Rokha





No se calmaba mi duelo

José Hernández

(Martín Fierro, XVIII, 824, 

Segunda Parte)

 

 

Mi certidumbre infinita me dio llaves y todo lo abrí,

pues subí a la colina y te pregunté, diosa, a ti, por el cielo,

a ti por sus escalas de esmeralda, por su tallo de espuma.

¿Quién pasó, quién va que lleva mi misma sombra,

quién ató mis corceles a cercados en llamas?

 

No lo sabréis, pero venid, brujos y bandidos de aceite,

venid con lámparas y danzas,

con círculos de fuego en las orejas,

con uñas victoriosas, dados, espadines y largos velatorios,

con soledad de los perdidos ritos.

 

¡He aquí la terrible sal que cae a vuestras almas!

 

 

 

en El orden visible, 2011





















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