Mi mente olvida infinidad de cosas,
muertes de reyes, guerras desastrosas,
pero recuerda la hora precisa,
mediodía en la torre de la aldea,
último sol de mayo en medio cielo;
sopló por este lado una ágil brisa
que encrespó la corriente del riachuelo,
y parándose aquí, dejó su carga
de perfumes de pinos, y al descuido
dos pétalos robó al rosal florido.
en Antología de la Poesía Norteamericana, 2018
Edición de Ernesto Cardenal y José Coronel Urtecho
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