viernes, mayo 05, 2023

Carta a Carlos III, de Julian Assange





5 de mayo, 2023


A Su Majestad el Rey Carlos III:


En la coronación de mi señor, he pensado que es solamente adecuado extenderle una cordial invitación a conmemorar esta ocasión trascendental visitando su muy propio reino dentro de otro reino: la Prisión de Belmarsh de Su Majestad.

 

Sin duda usted recordará las sabias palabras de un renombrado dramaturgo: “La calidad de la misericordia no es forzada. Ella cae como la lluvia gentil del cielo sobre lo que hay abajo”.

 

Ah, pero, ¿qué podría saber de la misericordia ese bardo enfrentado con un recuento al amanecer de vuestro histórico reinado? Después de todo, uno solo puede conocer verdaderamente la medida de una sociedad por cómo esta trata a sus prisioneros, y vuestro reino con seguridad ha sobresalido en dichas consideraciones.

 

La prisión Belmarsh de Su Majestad está localizada en la prestigiosa dirección de One Western Way, London (Vía Occidental Uno, Londres), justo a la distancia de una carrera corta de zorro del Old Royal Naval College (Antiguo Real Colegio Naval) en Greenwich. Qué encantador debe ser que un establecimiento tan reconocido lleve vuestro nombre.

 

Es acá donde 687 de sus leales súbditos están detenidos, dando sustento al récord de Reino Unido como la nación con la mayor población penal de Europa Occidental. Como su noble gobierno ha declarado hace poco, vuestro reino está actualmente experimentando “la mayor expansión de lugares de reclusión en más de un siglo”, con ambiciosas proyecciones que muestran un aumento de la población penal de 82.000 a 106.000 reclusos dentro de los próximos cuatro años. Vaya legado, ciertamente.

 

Como prisionero político, detenido para el gusto de Su Majestad en nombre de un avergonzado soberano extranjero, estoy honrado de residir entre las murallas de esta institución de clase mundial. Realmente, vuestro reino no conoce limitaciones.

 

Durante su visita, usted tendrá la oportunidad de darse un banquete con las delicias culinarias preparadas para sus leales súbditos con el generoso presupuesto de dos libras diarias. Saborear la combinación de cabezas de atún y la amplitud de formas construidas con carne supuestamente de pollo. Y no haya de preocuparse, ya que distintamente a como ocurre en instituciones menores como Alcatraz o San Quentin, no hay un comedor comunitario en un salón de cantina. En Belmarsh los prisioneros comen solos en sus celdas, asegurando la máxima intimidad posible con su alimento.

 

Más allá de los placeres gustativos, puedo asegurarle que Belmarsh provee amplias oportunidades educacionales para sus súbditos. Como está en Proverbios 22:6: “Instruye al niño en el camino que debe andar, y cuando sea viejo no se apartará de él”. Observad las aleatorias filas en la escotilla médica, donde los reclusos reúnen sus recetas, no para uso diario, sino que para la experiencia de expandir el horizonte con un “gran día de paseo”, todo a la vez.

 

También usted tendrá la oportunidad de entregar vuestros respetos a mi difunto amigo Manoel Santos, un hombre gay enfrentando la deportación al Brasil de Bolsonaro, que terminó con su propia vida a poco más de 7 metros de mi celda usando una rudimentaria cuerda fabricada con sus sábanas. Su hermosa voz de tenor ahora para siempre silenciada.

 

Atreveros más allá en las profundidades de Belmarsh y encontraréis el lugar más aislado al interior de sus muros: Atención Primaria, o Atención Pesadilla* como sus habitantes amorosamente le llaman. Acá se maravillará con las sensatas reglas diseñadas para la seguridad de cada uno, como la prohibición del ajedrez, mientras se permite el —por mucho— menos peligroso juego de las damas.

 

En las profundidades de Atención Pesadilla yace el más gloriosamente inspirador lugar de todo Belmarsh, no, es más, de todo Reino Unido: la sublimemente llamada Suite de Fin de Vida de Belmarsh. Escuchad bien y podréis oír los lamentos de los prisioneros como “Hermano, voy a morir acá adentro”, un testimonio de la calidad de ambos, vida y muerte, dentro de vuestra cárcel.

 

Más no temáis, pues si hay belleza a ser encontrada entre estos muros. Deleitad vuestros ojos con los pintorescos cuervos anidando entre los filos del alambrado y los cientos de ratas hambrientas que llaman a Belmarsh, su hogar. Y si llegáis en primavera, incluso puede que alcancéis a echar un vistazo a los polluelos dispuestos por los caprichosos ánades reales en los terrenos de la prisión. Pero no demoréis, pues las voraces ratas se aseguran de que sus vidas sean breves.

 

Os imploro, Rey Carlos, que visitéis la Prisión Belmarsh de Su Majestad, pues es un honor adecuado a un rey. Y mientras os embarcáis en vuestro reinado, podáis siempre recordar las palabras en la Biblia del Rey Jacobo: “Benditos son los misericordiosos, pues ellos obtendrán misericordia” (Mateo 5:7). Y sea la misericordia la luz que guíe vuestro reino, tanto dentro como fuera de los muros de Belmarsh.

 

Su más devoto súbdito,

 

 

Julian Assange

A9379AY

 

 

* Juego de palabras entre healthcare y hellcare.

 

 

 

Traducción de Cristóbal Koch

 

 

 

Carta publicada el 5 de mayo de 2023 en el sitio web del medio inglés: Declassiffied UK: 

https://declassifieduk.org/a-kingly-proposal-letter-from-julian-assange-to-king-charles-iii/

 

 
























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