La luna ilumina el alto pabellón.
Sus brillantes luces están deambulando.
Arriba, una mujer nostálgica
suspira y lamenta con gran tristeza.
Es la esposa del viajero,
que se marchó hace diez años.
¡Qué ausencia tan larga!
¡Qué soledad tan sufrida!
Él es el polvo del camino,
y ella, el barro hundido en el estanque.
¿Cómo se podrían reunir?
Desesperada, exclama:
«Quiero una suave brisa
para lanzarme a sus brazos.
Pero si me rechazara,
¿qué sería de mí?».
en Poesía clásica china, 2001
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