Se dice a los que se encaminan
al Río de la Flor Amarilla
Que deben seguir el curso de agua
de esta Montaña Azul,
Y continuar dando vueltas y rodeos
en medio de los desfiladeros,
Aunque siguiendo la dirección,
del cuervo, la distancia
es menos de cien millas.
La corriente murmura entre las guijas
y el verde intenso de los pinos,
Ensanchándose aquí para
que la castaña de agua
y la genciana acuática
floten en su superficie,
Y resplandeciendo allá,
profunda y brillante, entre
los juncos y las aneas.
Soy por temperamento indolente
y perezoso, más aún
Junto a este arroyo tranquilo
y transparente.
Permitidme detenerme sobre
la roca del ermitaño
Porque arrojando desde aquí
el sedal de mi caña de pescar
Me siento sumamente feliz.
en Poetas chinos de la Dinastía T’ang, 1977
Traducción de Raúl A. Ruy
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