domingo, junio 05, 2022

«No era yo esa persona», de Cristian Cruz

Tres poemas




 
Al (bello) alucinar de esta manera


Uno tiene fallas:
decir: «aquella vez que alojamos en casa de... » 
No nunca estuve en esa casa.
Pero estoy seguro, recuerdas la gatera de la puerta?
No, no era yo esa persona.
Pero estoy seguro, perdona cariño, pero estoy seguro.
Y cómo sales de una cosa así?
Te repito que era otra persona, otra mujer
y me compadezco de mí misma, pero no era yo. 
¿Cuántas borracheras han arrasado con mi memoria? 
Podría asegurar que estuvimos en esa casa, 
aunque me da tristeza alucinar de esta manera 
pero lo hicimos, y eso es lo que importa.





En concreto


El poeta Donald Davie nació en Inglaterra en 1922, 
de él sé pequeños datos de una antología.
Mi padre, que terminó de colero en las ferias de Pudahuel, 
murió dos días antes que Davie
              /en septiembre del 95.
Por ese entonces yo había robado un par de autos 
              /para quemarlos después cerca del aeropuerto.
Esta claro, no existe nada que ligue todo lo anterior. 
Tres vidas movidas al unísono;
Davie, mi padre, y una conexión de cables
              /bajo un volante.
Yo afeité a mi papá antes que se pusiese frío.
El hisopo maquillaba su cara verduzca con espuma,
luego la Gillette hacía su trabajo.
A Davie lo prepararon en una funeraria londinense
              / para recibir los ritos protestantes. 
En concreto; existe una desaparición hace 25 años, 
aunque se puede oler la colonia inglesa 
              /después de la afeitada,
leer los poemas de Davie de vez en cuando. 
Todos podemos desaparecer de verdad, 
              /regresar y afeitarnos de nuevo.
O conducir un auto de un lado a otro sin 
              /mayores obligaciones.
Yo fijé en un punto la mirada,
los dos muertos del poema la fijaron sobre mí.
No existe problema alguno; hemos sobrevivido 
              /al tiempo,
              /al espacio y las apariencias.





Asunto de fe


¿Has escrito últimamente?
Lo he intentado pero es difícil.
Es algo que va más allá de toda secta o amuleto, 
remos dibujando las ondas que llegan a la orilla, 
encarnación del recolector de cochayuyo que 
              /levanta sus poemas en la playa.
Sin optimismos ni fracasos
              /un asunto de fe;
La última hoja desprendiéndose del olmo.
La primera vaina estallando en el jacarandá.




Publicado por Ediciones Inubicalistas, 2021































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