Eternidad, ¡idea misteriosa!
¿Existe acaso para el alma humana,
o es tan sólo una sombra, ilusión vana,
que en su sed de vivir al hombre acosa?
¿Es acaso la tumba silenciosa,
crepúsculo que anuncia otra mañana,
o la noche sin fin que al hombre hermana
con el inerte polvo en que reposa?
¡La eternidad! ¿Es aéreo monumento
que en su ambición el hombre se ha forjado
para consuelo de su triste suerte?
¿Será también un vano pensamiento
cuanto grande la mente allí ha encerrado?
¿Sólo eterna y real será la muerte?
en Poesías, 1868
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