El vendaval fue ahora viento huracanado.
De raíz salían los árboles del colchón terrestre.
Las pequeñas casas del cerro
bajaban dando vueltas por la ladera
achicándose hasta la altura de un niño.
Iban cayendo los hombres
a merced de los elementos.
La santa a bocaradas expulsaba
el humor del cambio.
La pesadez del siglo revolviéndose
en las profundidades
de su atormentado continente.
La santa levantando de punta las olas.
Despedazando lanchas y sueños
orillando restos de motores
sobre las rocas marginadas.
en La Santa, historia de su elevación, 1998
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