La adolescente amiga mía
silenciosa me vio partir.
Y fui vagando por el mundo
sin saber de ella ni de mí.
Mis pupilas alucinadas
mostraban una inmensa sed...
¿Por qué senderos te hallaría,
amor, conforme a mi querer?
Alguna vez en el camino
me detuve junto a una flor;
en su fragancia había un sueño
de amor, pero no era el amor.
Crucé por la montaña oscura
y fui amigo del robledal;
en ronda cantaban los pájaros
alegrando la soledad.
Llegué a la orilla de los mares
y un canto nuevo conocí.
Sobre las aguas y en el viento
el canto venía hasta mí.
En las ciudades -hierro y mármol-
mi sentimiento profané...
La dulce imagen olvidada
vi en mi recuerdo alguna vez.
Una mujer pasó a mi lado,
(hablaba con su misma voz).
Se alejó blanca como un sueño
de amor, pero no era el amor.
en Vera rústica, 1933
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