lunes, enero 17, 2022

«Libro de Isaías», de Anne Carson

Traducción de Juan Carlos Villavicencio / Parte I






Isaías se despertó enojado.
Lamiendo los oídos de Isaías el negro canto de un pájaro no era ira.
Dios había llenado los oídos de Isaías con aguijones.
Una vez Dios e Isaías fueron amigos.
Dios e Isaías solían conversar de noche, Isaías correría hasta el jardín.
Conversaban bajo la Rama, la noche caía a raudales.
Desde la planta del pie hasta la cabeza Dios haría sonar a Isaías.
Isaías había amado a Dios y su amor se convirtió ahora en dolor.
Isaías quería darle un nombre al dolor, lo llamó pecado.
Ahora Isaías era un hombre que creía que él mismo era una nación.
Isaías llamó a la nación Judá y al pecado la condición de Judá.
Dentro de Isaías Dios vio ardiendo la sábana del mundo.
Isaías y Dios vieron las cosas de manera distinta, sólo puedo contarles 
            sus actos.
Isaías se dirigió a la nación.
¡La fragilidad del hombre!, exclamó Isaías.
La nación se conmovió dentro de su cáscara y volvió a dormirse.
Dos trozos de carne sangrienta yacían plegados sobre sus ojos como alas.
Como una dura pintura brillante la nación dormía.
¿Quién puede inventar un nuevo miedo?
Sin embargo he inventado el pecado, pensó Isaías, pasando su mano 
            por los nudos.
Y luego, debido a la gran atracción entre ellos
—contra la que Isaías peleó (a favor y en contra) por el resto de su vida—
Dios hizo trizas la indiferencia de Isaías.
Dios lavó el cabello de Isaías con fuego.
Dios tomó palco.
Debajo de sus alas de carne la nación escuchaba.
Tú, dijo Isaías.
No hubo respuesta.
No puedo oírte, Isaías habló de nuevo bajo la Rama.
La luz decolorada abre la cámara nocturna.
Dios ha venido.
Dios destrozó a Isaías como vidrio en cada órbita de su nación. 
¡Mentiroso!, dijo Dios.
Isaías puso sus manos en su túnica, llevó su mano a su cara.
Isaías es un hombre pequeño, dijo Isaías, pero no un mentiroso.
Dios hizo una pausa.
Y así fue su contrato.
Precario en ambos lados, sin mentiras.
La esposa de Isaías se acercó a la puerta, el marco de la puerta 
            se había movido.
¿Qué sonido es ese?, dijo la esposa de Isaías.
El miedo del Señor, dijo Isaías.
Él sonrió en la oscuridad, ella volvió a entrar.


en Glass, Irony, and God, 1995









Book of Isaiah, Part I

Isaiah awoke angry. / Lapping at Isaiah’s ears black birdsong no it was anger. / God had filled Isaiah’s ears with stingers. / Once God and Isaiah were friends. / God and Isaiah used to converse nightly, Isaiah would rush into the garden. / They conversed under the Branch, night streamed down. / From the sole of the foot to the head God would make Isaiah ring. / Isaiah had loved God and now his love was turned to pain. / Isaiah wanted a name for the pain, he called it sin. / Now Isaiah was a man who believed he was a nation. / Isaiah called the nation Judah and the sin Judah’s condition. / Inside Isaiah God saw the worldsheet burning. / Isaiah and God saw things differently, I can only tell you their actions. / Isaiah addressed the nation. / Man’s brittleness! cried Isaiah. / The nation stirred in its husk and slept again. / Two slabs of bloody meat lay folded on its eyes like wings. / Like a hard glossy painting the nation slept. / Who can invent a new fear? / Yet I have invented sin, thought Isaiah, running his hand over the knobs. / And then, because of a great attraction between them— / which Isaiah fought (for and against) for the rest of his life— / God shattered Isaiah’s indifference. / God washed Isaiah’s hair in fire. / God took the stay. / From beneath its meat wings the nation listened. / You, said Isaiah. / No answer. / I cannot hear you, Isaiah spoke again under the Branch. / Light bleached open the night camera. / God arrived. / God smashed Isaiah like glass through every socket of his nation. / Liar! said God. / Isaiah put his hands on his coat, he put his hand on his face. / Isaiah is a small man, said Isaiah, but no liar. / God paused. / And so that was their contract. / Brittle on both sides, no lying. / Isaiah’s wife came to the doorway, the doorposts had moved. / What’s that sound? said Isaiah’s wife. / The fear of the Lord, said Isaiah. / He grinned in the dark, she went back inside.









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