domingo, enero 16, 2022

“La tumba del marino”, de Samuel Lillo





Dejaron el cuerpo en la borda del puente
envuelto en su lienzo, desnuda la frente;
un viejo marino dobló la rodilla
i alzó una plegaria mui tierna i sencilla;
un trozo de hierro a un extremo le ataron
i el fardo a las olas hambrientas echaron;
saltó con el golpe la pálida espuma,
i como una lluvia perdióse en la bruma,
i en tanto que el barco seguía hacia el puerto
bajaba al abismo lentamente el muerto.
 
Su lecho en el fondo del límpido océano,
el mar de que siempre fue amigo i hermano,
allí do el abismo sus olas dilata
su frente acarician los peces de plata,
i yace callado, tendido en la hondura,
con los ojos fijos, mirando a la altura;
i ve a sus antiguos, fieles compañeros,
pasar en sus caros i raudos veleros
que cruzan, llevados del viento que zumba,
como aves enormes por sobre su tumba.



en Poetas chilenos (Antología), 1902
Editor: Domingo Urzúa Cruzat




















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