No sé nada y
afirmo.
No sé nada y elijo.
No sé nada y ejecuto mis obras y elevo mis canciones.
Mis dudas no me
doblegan; mi ignorancia no me abruma.
Como un pájaro
inocente, en el arrebato de sus trinos, mi propia inconsciencia me ha salvado
de las asechanzas de una alimaña o de la astucia de un cazador.
Ebrio vuelo por
los aires de la vida.
Una incierta
verdad y una constante inquietud se posan sobre mis alas.
Debo volar con
ellas y escuchar sus voces; pero mis fuerzas pueden fácilmente con su carga y
en mis alas hay una sabiduría que yo no sospechaba.
Yo me dejo ir por
los ríos del viento y cruzo los remansos del aire.
Yo no sé adónde
va mi vuelo; pero aún a medianoche le siento tan robusto y seguro, que duermo
tranquilo, entre mis alas que reman y me llevan hacia un destino desconocido.
No sé nada y elijo.
No sé nada y ejecuto mis obras y elevo mis canciones.
en Los pájaros errantes,
1960
(1ª edición: 1915)
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