
a Enrique
Iba como sin rumbo mirando en paz el campo
Tal vez porque ese hombre no le importaba mucho
Siempre iba caminando y llevaba polleras y era joven
Tal vez no iba a caballo
Porque el oficio de ese hombre era domar caballos
La esperaba en el monte las tardes que él decía
Él la besaba poco y después era rápido
Él sólo le subía esas polleras anchas
Por suerte ella volvía del monte caminando
Sentir todo ese tiempo en la piel ese semen
Saber cómo oliendo lo que había salvado
O tomar una hoja para secarse un poco
Sólo una noche lo llevó a su casa
Le dio un vaso de vino y lo llevó a una pieza
Después le hizo buscar para ella un vaso de agua
Y él caminó desnudo hacia el rincón hacia la vela
Nunca le habló a su esposo de ese hombre
Que se fue a trabajar para el gobierno en la remonta
El amor puede hablar de otro amor si es preciso
Su voz puede rondar la llama de una vela
Pero el amor no habla del instante en que un falo
Brilla como si fuera el primero en la vida
(El amor no es un falo que el amor no comparte
No es un hombre cualquiera que se va y no se extraña
El sexo como araña puede salir del horizonte
Y correr por la tierra para esperarme nuevamente
La gaviota del semen puede volar de nuevo sola
En dirección al monte cada vez que recuerdo
Encerrada en el baño mirándome las piernas
Y hay un falo que es mío que es solamente mío:
Pero el amor es más que un falo que jamás se comparte!)
en Legión extranjera, 1978
y en El hombre que nada hasta los cielos, Descontexto Editores, 2021
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