Versión de Juan Carlos Villavicencio
La ira alcanza hasta la punta de mi cabello.
Me apoyo en la verja desde donde
veo que la llovizna ha cesado.
Levanto mis ojos
hacia los cielos
y lanzo largos suspiros:
mi ira aún no se ha aplacado.
Al polvo se ha ido la fama lograda en treinta años;
como la luna velada por las nubes
desaparece la tierra de mil millas.
Si las cabezas de los jóvenes se volvieran grises en vano,
nos arrepentiríamos para siempre.
Saber a nuestros emperadores capturados
es de una vergüenza abrasadora.
¡Cómo podríamos los generales
aplacar nuestra ardiente sed de venganza!
Conduciendo nuestros carros de guerra,
nos abriríamos camino a cuchillazos
a través de las tropas de nuestro implacable enemigo.
Cortaríamos cada cabeza con valentía;
riendo, beberíamos la sangre que derramaron.
Cuando hayamos reconquistado nuestra tierra perdida,
triunfante nuestro ejército volvería a lo grande.
Pintura: Batalla de Zhuxianzhen cerca de Kaifeng en Henan
donde Yue Fei desafió al ejército de Jin en 1140
Pintado en el corredor largo del Palacio de Verano in Beijing
Fotografía original de Rolf Müller
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