A Charles Causley
la mata de ortigas y el frondoso y viejo árbol;
las piedras esperando en el patio de albañil:
el reino medio reconocido de los muertos:
un paisaje más profundo encendido por distantes
destellos de su viaje. Al anochecer
mi padre rayaba la arcilla de la casa.
Dejaba sus botas sobre el hierro desolado
del hogar; comía, bebía, se desnudaba, dormía.
Yo me acercaba a la lámpara; las pálidas polillas
se pegaban al vidrio, emitían un sonido otoñal.
Las palabras rasgaban mi mente como si olieran
la revelación de la carne... Así, con facilidad
espantosa, lo evoco todo de nuevo.
El sol brama sobre sus resecos enjambres.
en Poesía
reunida, 2020
Traducción de Carlos Almonte
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