miércoles, abril 07, 2021

«Lumpérica», de Diamela Eltit

Fragmento




No dependientes de los bancos de la plaza, sus brazos son a mis brazos inconscientes en el pasto, tocando como única piel la suya propia singular que incluso en sí misma evita el roce.

Sus brazos son al igual que los míos sensibles en las muñecas para que ninguna clase de vida se evada por algún hipotético orificio. Las muñecas de sus brazos son por esto obsesivamente custodiadas.

Su cintura es a mi cintura gemela en su desgaste, diversa en su medida. En todo caso irreductible, su cintura se establece provocadora al demarcar zonas erógenas en el balanceo que da cabida al torso y al desplazamiento de los muslos. Pero nadie podría descubrir allí ninguna forma de belleza porque su cintura es connotada por su amorfidad, nada hay en ella que solace la mirada o que la detenga en ese punto y al no proponer el vuelo de la imaginería, su cintura permanece como la mía inexplorada.

Su cintura es a la mía gemela en su inexistencia.

Su cintura es un punto definitivo del abandono.

Su cintura es la penitenciaría/ es el éxtasis del final.

Su cintura es gemeral a la mía en la pertinaz insistencia en esta vida, es marginación.

Su cintura ¡ay su cintura! es gemela a la mía en la transparencia al alma.

Su alma es material.

Su alma es establecerse en un banco de la plaza y elegir como único paisaje verdadero el falsificado de esa misma plaza.

Su alma es cerrar los ojos cuando vienen los pensamientos y reabrirlos hacia el césped.

Su alma es este mundo y nada más en la plaza encendida.

Su alma es ser L. Iluminada y ofrecerse como otra.

Su alma es no llamarse diamela eltit/ sábanas blancas/ cadáver.

Su alma es a la mía gemela.

 


1983





















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