Vuelves a mí desde el azul remoto
de tu muerte sin muerte, inencontrado;
todo pasado se tornó presente,
todo presente desde siempre ha estado.
Vuelves, por el camino intransitado,
queda distante de los dos la muerte,
árbol de hondas raíces, engarfiado
al más allá, y al más acá, y al siempre.
No ha descendido el tono de la rosa,
sigue vertiendo luz la misma estrella,
y canta el mar en la lejana costa.
Ahora posamos en la cima enhiesta,
sin atadura el ala presurosa, renacido
el anhelo y la promesa.
en Costa Sur, 1945
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