miércoles, enero 13, 2021

«El futuro», de Bruno Montané Krebs

Tres poemas





Otras voces en el sueño 

Allá en el fondo son otras voces 
las que hablan de la emoción y la retórica. 
Todo es intento o una empecinada y misma luz. 
La mente suele saber cuál es la resolución 
de sus palabras, el sonido esperado, 
la consecuencia de una única pregunta. 
El sentido pelea por el sueño y, quizá, 
contra la violencia. El sentido tiembla 
y acaba por comprender la consecución 
de los errores, la dulce ambigüedad. 
Así puedes creer que esperar es ya haber partido 
y hacer es iluminarse en el silencio 
de una única habitación cerrada, 
ese lugar que aún nos queda por abrir. 




Autenticidad 

El arte, con su habitual grandilocuencia, 
a veces juega a eludir la autenticidad, 
quiere convencernos de que otra es su tarea. 
Y me digo que todo esto es el trasunto de infinitos 
equívocos, desde que Poe y Baudelaire vislumbraron 
extraños destellos que asomaban en esa fractura. 
Un par de ojos que no sabían si debían o no 
sentirse aterrados en medio de la multitud, 
las manos vacías, el deseo del sexo, 
la dudosa singularidad, los sueños de riqueza, 
la ruina de Esparta. 
La noche del discurso, la luz que 
desciende sobre nuestros sueños. 

Esto me recuerda a unos patos mojados, 
esto me hace pensar en el lago helado 
segundos antes de comenzar a derretirse. 
Y me permito imaginar que bajo la luna 
ya nada nos faltará; la luna y su fascinante 
agujero de luz, la boca iluminada 
que desde el cielo nos habla. 
Y veo que temblamos y compruebo 
que no es el sueño el que duda, 
bajo el cielo ahogado por las estrellas 
que ya no vemos. Nuestro único terror 
es la verdadera desnudez, las manos vacías, 
la piel del corazón en el barro 
y las futuras cenizas. 

Ahora me contradigo, quizá todo 
sea inevitablemente fascinante.   




Imágenes 

El miedo repite las imágenes. 
La repetición misma es el miedo. 
La realidad escribe y las emociones 
riman y unen escena tras escena. 
El túnel no es el mundo 
pero el solipsismo ruge 
como un sistema helado 
donde nadie escupe o hiede. 
Un racimo de imágenes reflejadas 
en un gigantesco cuerpo 
donde brillan oscuros soles parlantes. 
El poema creado por la vida 
y luego negado por la economía 
(el discurso y la enumeración), 
el poema ahogado en las venas. 

Las imágenes tiemblan, calladas, 
como un pez carbonizado 
que aún se agita en la oscuridad.



 
en El futuro, Hanan Harawi Editores, Lima, 2019






















1 comentario:

Recomenzar dijo...

Interesante como ves la vida de tus palabras
cuando le escribes
al alma
abrazos