Tengo 17 años. Soy alcohólico desde los 15. Mi padre tiene un bar en el pueblo. Él también es alcohólico, de manera que nunca le importó que yo bebiera. Mi madre sí intentaba luchar. Mientras estaba ocupada en la cocina me exigía que cantara todo el tiempo, así se aseguraba que yo no estaba bebiendo. Me pasé varios meses cantando durante el día. Era atroz. Por las noches, me levantaba a las tres de la mañana y bajaba al bar a emborracharme. Harto de cantar durante el día, me tomé tres cubos de optadilones. Me encontraron en estado de coma, me metieron gomas en el estómago y me salvaron la vida.
Ahora
vivo en la ciudad. Hace tres meses que he vuelto a beber. Hace tres meses que dejé
de cantar.
en Cien
microcuentos chilenos, 2002
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