jueves, noviembre 19, 2020

«Fuegos cruzados», de Carmen García





Fuegos cruzados: por las mañanas se escuchan las bandadas de pájaros. El roquerío brilla cuando el agua se retira de ninguna parte. En ocasiones crecen espinos y los pequeños ciervos hieren sus pies al atravesar los descampados. Alguien juega al simulacro. Construye embarcaciones por si algún día debe abandonar la isla. Construye una casa por si algún día llega alguien. Alguien juega al simulacro. Ella camina descalza. Habita la isla y en su soledad se entiende con el viento. Es su destino responder a las horas del día, por si alguien, más allá, estuviera mirando. Mira crecer el musgo entremedio de la roca: así da cuenta del paso del tiempo. Un año, se dice, dos. Y sigue contando.

 

 

*

Una isla en la mitad del mar. Cada atardecer es ahí un final. Y entonces el día vuelve a comenzar. Los amaneceres se multiplican. Ella entierra palabras en la arena. Las limpia con agua salada. Descubre lugares escondidos. Pequeños manchones de selva, animales salvajes que hablan a su oído. El paisaje es lunar. Todos los soles ciegan su vista.

 

 

*

El miedo es un tábano. Se muerde la cola. Se viste de negro. Su sonido es el de los que caminan para atrás. Con las manos atadas. Con la piel ennegrecida. El miedo aparece como la sombra que me habla de pequeña. No hay mayor placer que desaparecer.

 

 

en Antología Bilingüe PO-EX, 2018

G0 Ediciones















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