jueves, julio 30, 2020

«Estrella de la mañana», de Jacobo Fijman

Poema XXXI




En mi gemido
conté mi soledad envejecida; conté todas las noches de mis días.

Mis huesos cantan el misterio del mundo.

El agua perturbada de mi reposo.
Me veo en mi gemido según pavores de inocencia.

Paz, paz:
oído de mis palabras.

El ruego alcanza oído a mis palabras
carne sanada;
y hay espanto de luz en nuestras manos.




1931









No hay comentarios.: