Pepe, ¿cómo está?
Vivo
(Risas)
...
¿Está usted en su chacra, tranquilo? ¿No va para nada al centro de Montevideo?
No, no salgo. No salgo para nada, pedí licencia de senador porque estoy en edad de alto riesgo con 85 años y tuve una enfermedad inmunológica, así que no da para experimentar. Pero cuando me toque, me va a tocar. Hay que aprender a morirse como los bichos del monte. Sin pamento.
¿Sin qué?
¿Sin qué?
Sin pamento, sin ruido. Así es la naturaleza.
El otro día decía el presidente francés Emmanuel Macron, que estábamos en una situación de guerra. ¿Usted comparte esa opinión?
No comparto que estemos en una situación de guerra. Es un desafío que la biología que nos mete para recordarnos que no somos tan dueños absolutos del mundo como nos parece. De que la biología existe y de que nosotros somos parte de la biología, por lo tanto no es una guerra de la naturaleza la lucha de la vida y de la muerte, en la que mueren unos para que vivan otros. Los humanos somos los únicos animales que nos gusta destruir por destruir no más.
No comparto que estemos en una situación de guerra. Es un desafío que la biología que nos mete para recordarnos que no somos tan dueños absolutos del mundo como nos parece. De que la biología existe y de que nosotros somos parte de la biología, por lo tanto no es una guerra de la naturaleza la lucha de la vida y de la muerte, en la que mueren unos para que vivan otros. Los humanos somos los únicos animales que nos gusta destruir por destruir no más.
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Esta crisis tan mala tiene una cosa buena, llamarnos la atención de que los problemas de otras partes también son nuestros problemas; tenemos que combatir el egoísmo que llevamos dentro y apechugar socialmente entre todos.
No sé para qué mierda hay un puñado de viejos que siguen queriendo más y más plata. ¿Por qué no dejan de joder?, si se van a morir como cualquier hijo de vecino. Hay que sujetar el mercado al interés humano, pero el dios mercado es la religión fanática de nuestra época.
en La Sexta, 29 de marzo 2020
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