Todo está dicho: se acabaron de golpe las palabras.
Imagen, movimiento, la música adecuada
emerge desde las manos del pianista.
Un rápido galope de caballos, la niña rubia
huye de los malos en la Diligencia de Tucson, Arizona;
pero yo no soy niña ni rubia, ni conozco
Tucson, Arizona,
sólo que vivo aquí,
al final de la tierra donde el horizonte
es un balcón de hielo mirando hacia el oeste,
y no huyo de nadie ni de nada,
sólo que vivo muda, partida en dos
por mi alfabeto propio y mis defensas,
pasándome, eternamente, una película donde
no hay malos ni buenos:
donde nadie tiene que huir.
en Pido que vuelva mi ángel, 1982
Nota DscnTxt: Esta es la versión definitiva del poema, no la aparecida en el poemario original.
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