Recostados uno contra otro,
junto a la ventana bajo las nubes.
Lecho alumbrado por la luna.
Bañados en el mar de amor
cantamos abrazados,
una canción tras otra.
El alma en un hilo, escuchamos:
Ya el temible tambor
anuncia la madrugada.
¡Qué escasas han sido las horas
para tantas palabras de amor!
¡Y qué rápido pasa la noche...!
Un huso que corre en un telar.
¡Cielo mío! Si hay años bisiestos,
¿por qué no puede darnos
una noche bisiesta?
en
Poesía clásica china, 2001
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