domingo, diciembre 16, 2018

"Paisaje de invierno", de John Berryman








Los tres hombres descienden la loma invernal
vestidos de café, con sus varas y sabuesos
pisándoles los talones, cruzando una galería de árboles
y esquivando a cinco figuras junto al pajar en llamas,
retornando a la aldea con frío y en silencio,

allí donde se amontona la nieve, a la pista de hielo
animada por los niños, a los más ancianos,
a los antiguos compañeros que nunca pudieron alcanzar,
la luz azul, hombres con escaleras, junto a la iglesia
el trineo y la sombra en la calle crepuscular.

No advierten que en los tiempos polvorientos
que están por llegar, extendido el funesto desperdicio
de la historia, serán vistos en la cumbre
de esa misma colina: cuando toda su compañía
se haya perdido irremediablemente,

esos hombres, esos tres vestidos de café,
bajo la atenta mirada de los pájaros, perpetuarán la escena y responderán
por su configuración junto a los árboles,
el pequeño puente, las casas rojas y la fogata,
qué lugar, qué tiempo, qué propósito matutino

los envió al bosque con sus varas sobre el hombro
y con aquellos sabuesos pisándoles los talones;
desde ahí, entonces, volverán a estar como ahora los vemos,
bajando la loma con los tobillos hundidos en la nieve
mientras tres pájaros los vigilan y un cuarto vuela.




Traducción de Armando Roa Vial








en Paisaje de invierno, antología, Descontexto Editores, 2018











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