Yo soy el atleta consumado,
mi porvenir es brillante.
Los cronistas dicen que llegaré lejos,
mas –yo lo sé- no he de arribar
a meta alguna.
Vengo de la estación de policía
de regreso al cementerio general.
Yo soy el corredor descalzo.
La ruta sembrada de cadáveres famosos.
Tras de mí, los vivos, atletas iracundos,
desean procurarse –a mis costillas-
la victoria. Ellos quieren verme tropezar,
caer, escupir sangre, arrojan vidrio
molido sobre el asfalto; tachuelas,
ratas comedoras de uñas.
¡Rumas de periódicos y libros!
Pero no pueden matarme.
Pero no pueden matarme.
Porque no pueden matarme dos veces...
en Una casa junto al río (Antología), 2016
Descontexto
Editores
Originalmente
en Primer arqueo, 1989
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