Ibas
como una dama en negro acorralada
por alfiles y torres que corrían
de una esquina a otra del tablero
En tanto era mis manos o un caballo
sediento por el heno de esos campos
un juego silencioso eran las piezas
oscuras además como tus ojos
chispeantes lubricados por el vodka
y un vértigo la edad que a esas alturas
recibía de Dios una sonrisa
por haber muy bien hecho la tarea
Mas yo pobre trebejo de potrero
ya estaba consagrado
y tú delgada espiga
sobre un juego distinto te escurrías.
en
La pasión según Dick Tracy, 2017
Aérea,
RIL Editores
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