¡Desde la entrada del norte el viento sopla lleno de arena,
solitario desde la aurora de los tiempos!
Los árboles son derribados, la hierba se mancilla al llegar el otoño,
y yo asciendo torres y torres
para vigilar la tierra de los bárbaros:
fortaleza desolada, el cielo, el desierto inmenso.
Todos los muros han desaparecido en esta aldea.
Huesos blanqueados por escarchas interminables,
promontorios cubiertos de árboles y pasto.
¿Quién es el responsable de esto?
¿Quién despertó la ira imperial?
¿Quién ha traído al ejército con bombos y timbales?
Los monarcas bárbaros.
Una suave primavera transformada en otoño ensangrentado,
una multitud de guerreros desparramados por el reino central,
trescientos sesenta mil,
y el dolor, el dolor como la lluvia,
dolores que van y vienen,
desolados, desolados campos,
sin niños para la guerra,
ya no más hombres en ofensiva o en defensa.
Ay, cómo entender el horrible dolor de la entrada norte,
el emblema de Rihoku caído en el olvido
y nosotros, los guardias, a merced de los tigres.
en Cántico del Sol, Descontexto Editores, 2015
Nota DscnTxt: originalmente incluido en Cathay (1915), Pound llama a Li Bai como lo llamaban los japoneses, Rihaku.
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