un poeta
no es el que escribe como un náufrago salido de su sueño
un verso que hable sobre los escombros de los días
sobre los dominios indiferentes o perdidos de la lluvia
el que descubre la orfandad y las semillas en el cielo
o el que reconoce que todas sus huellas se han borrado
con los primeros cantos y las últimas luces inofensivas del silencio
el que levanta castillos de arena y molinos en el viento
sabiendo que hay caminos iluminando sus heladas
o el que sabe que la vida ya no existe
en las enredaderas del tejado ni en los arcoíris de los pueblos
sino el que puede decir
enrojecido de dudas y lleno de temores
con su alma parecida a eso gritos insomnes salidos de las cuevas
mirando el mar
y el cadáver de su hermano rodeado de moscas y neblinas
evocando aquellos lugares donde ya no sobreviven ni sus pasos
«no conozco la muerte
pero abro todas mis puertas y ventana
para estampar firmemente mi desdicha»
en Desde una aparente serenidad, Editorial Tribal Poesía, Lima, 2014
Fotografía tomada por Villavicencio en Lima, en julio de 2015
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