domingo, noviembre 13, 2016

“Domingo por la tarde”, de Cristián Gómez Olivares






El exilio perdió a sus héroes.
Nosotros, asomados al balcón, vinimos
a reemplazarlos. Nadie nos dio la bienvenida.

En el cuarto de al lado escucho los quejidos de
alguna pareja, la división capitalista del
trabajo y las tarifas del servicio
telefónico

            contribuyen de igual manera
a la redacción de panfletos revolucionarios
que de otra manera no encontrarían su razón

de ser más allá de la contemplación solipsista
del atardecer en un espejo, el crepúsculo
adecuadamente sancionado por la

tradición: te acompaña sin decir una
palabra, con el sol a cuestas

ni siquiera el silencio es necesario.



en Alfabeto para nadie, 2007







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