© Versión de Juan Carlos Villavicencio
El templo de Gushan se encuentra al norte, el pabellón Jiating al oeste.
El manto del agua ahora es apacible; a baja altura la raíz de las nubes.
Los primeros orioles batallan en los árboles que los acogen,
mientras jóvenes golondrinas picotean en todas las casas
el barro de primavera.
Desordenadas flores han crecido casi tanto como para confundir la mirada,
y brillante ahora el césped es capaz de ocultar las huellas de los caballos.
Amo más el este del lago: no puedo venir con la frecuencia que quisiera
dentro de la sombra de los álamos verdes junto al dique de arena blanca.
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