viernes, septiembre 23, 2016

"El día una vez", de Michael Dransfield






La gran ciudad tiene cien millones de cuartos
de modo que cualquier combinación es posible
en un minuto el cielo es sangre y en el siguiente es gris
algo sucede
un edificio cae
uno se alza
hay guerras
nadie gana
las acciones suben sueldos precios
políticos visitan suiza
el clima es saludable allí y convierte todo en oro

Leonardo cabalga con los Borgia
esperando libros
esto será contra él
cabalga un caballo blanco
no toma parte en la matanza
a veces diseña una máquina de sitio
lamenta las ciudades en ruinas
le darán un castillo
necesidad histórica:
para entender una persona hay que llegar a ser esa persona
en el océano
en el centro del cielo
nada se mueve
pureza total
el ojo del huracán

y en el desierto
un hombre quemado por el viento
camina en la noche hacia Rigel

el planeta gira es un molino
nada se detiene
nada debe ser enfrentado
en un lado las fábricas hacen corazones sangrantes
en el otro estrellas rojas
estos son sus totems
el masoquista adorado
las chispas del fuego del fusil

después que comience la destrucción,
todo, incluso la regeneración
es movimiento hacia la muerte
los pobres construyen sus barriadas sobre la tierra
y los ricos van a cazar
nada debe vivir
incluso cazan los insectos
un pájaro hecho por el hombre se eleva hacia lo alto
para esparcir muerte en los campos

el escritor de literatura está en su cuarto
y ha cerrado la ventana
la música de un altavoz ahoga los gritos
y el fuego de artillería escribe con mucho afán
no se oye la puerta detrás de él que se abre
ni la estrella roja que sigue.














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