A Waldo Leyva
En un jardín de leves tulipanes y rosas pálidas disfruto
pleno la embriaguez
He bebido hasta la última gota del vino rosado
que bañó tu cuerpo y lo consagró solemne a la belleza
He probado finos racimos de vid en tu lengua
y los sabores más intensos en tu caliz
Hoy que los árboles de tu juventud florecen
bebo este dulce licor bajo su sombra.
en Ser en el mundo, 2005
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