A la Diosa que arpone un búfalo.
Dioses
recién nacidos agitando labios carcomidos,
risita
de sarcoma, hongos en las órbitas.
Serpientes
le entran por el ano.
Con
el dolor de sus cabellos unidos,
llega
el de las vísceras quemadas.
La
baña la baba verde del muerto,
encorvado
avanza.
El
lecho cubierto de tapices persas, frascos de droga,
para
que venga a habitarlos con su risa.
Un
tiempo de derrumbe,
de
espesamiento, Más conocimiento s’il vous plait.
En
un libro aparece:
“Escrito
sobre un cuerpo, Pup, la monstrua vestida”.
Origen: Cobra
en Neoconceptualismo, el secuestro del origen,
2001
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