Por el rostro de una mujer recordada como una mancha de viva luz sobre la planicie de una noche oscura,
por este recuerdo de una boca y una frente, avanzan por el fango y la lluvia gris, avanzan entre las botas y las armas.
Al frente el horizonte como mil antorchas de colmillos, una hilera de dientes mordiendo los flancos de la noche, el horizonte cantando una gran y nueva muerte.
Atrás el horizonte como un muro de oscuridad en el que ha sido grabado un recuerdo, fijado con el rostro de una mujer –ellos pelean y pelean, las botas en el fango y las cabezas bajo la lluvia gris– por las mujeres que odian y las que aman: por las mujeres que dejaron atrás, ellos no dejan de pelear.
en Cornhuskers, 1918
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