Mi morada es pequeña pero guardo entre los cantos
agrestes del mañío
todo el olor del bosque y el zumo de los pájaros
que soliviantados vuelan y abren mis ventanas
para sorber la miga que deshojan mis dedos.
Mi morada es pequeña y alegre. Y a veces, entre risas
que rebotan ansiosas contra el muro entreabierto
se deja oír el niño con que sueñan mis noches.
en Entre Ayes y Pájaros, 1981
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