lunes, julio 13, 2015

"El rey pálido", de David Foster Wallace

Fragmento



—El quinto efecto tiene más que ver contigo y con cómo te perciben los demás. Es poderoso aunque su uso es más restringido. Presta atención, joven. Con la próxima persona adecuada con la que estés teniendo una conversación informal, te detienes de golpe en medio de la conversación y miras a esa persona de cerca y le dices: «¿Qué te pasa?». Se lo dices en tono preocupado. Y él te dirá: «¿A qué te refieres?». Y tú le dices: «Te pasa algo. Lo noto. ¿Qué es?». Y el tipo se quedará estupefacto y dirá: «¿Cómo lo has sabido?». No se da cuenta de que todo el mundo le pasa algo siempre. Y a menudo más de una cosa. No sabe que todo el mundo siempre lleva a cuestas algún problema y cree estar ejerciendo un control y una fuerza de voluntad enormes para impedir que lo vean los demás, al tiempo que piensa que a los demás nunca les pasa nada malo. Así es la gente. De repente les preguntas qué les pasa y tanto si responden abriéndote su corazón y contándotelo todo como si lo niegan y fingen que andas desencaminado, pensarán que eres un tipo perceptivo y comprensivo. O bien te estarán agradecidos y te abrirán su corazón, o bien se quedarán asustados y empezarán a evitarte. Las dos reacciones resultan útiles, tal como ya veremos. Puedes jugarlo de ambas maneras. Esto funciona más del noventa por ciento de las veces.









2011










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